Regularidad extraviada
• El conjunto amarillo se empeña en complicarse la vida en la dura contienda por una permanencia que sólo es posible con una secuencia de resultados positivos
El Cádiz CF se empecina en complicarse la vida en su carrera a la desesperada por evitar la caída a Segunda División. Su margen de error es tan escaso que cualquier tropiezo a estas alturas de la temporada 2023-24, por muy ajustado a lógica que sea, supone un paso atrás en sus aspiraciones.
El varapalo (2-0) en el terreno de la Real Sociedad no pilló por sorpresa a nadie aunque con lo que había en juego se podía haber esperado algo más de los visitantes. La derrota es un suceso habitual en las comparecencias en San Sebastián a lo largo de la historia.
Cuestión aparte es la manera de perder y es ahí cuando una vez salen a relucir las debilidades de un equipo que sigue jugando con fuego mientras cada vez le queda menos materia a la que agarrarse antes de quemarse. Una jornada menos para el final y sin moverse de la zona de descenso.
Necesitaba ganar el Cádiz CF. Como parecía una misión casi imposible, al menos un empate con el que mantener las buenas sensaciones y tratar de acercarse un poco más al Celta de Vigo. Nada de eso. Ahora, a rezar para que la escuadra gallega pierda el domingo en el estadio del Sevilla. Mala señal tener que esperar a que sean otros los que hagan tus deberes.
A la manifiesta superioridad del cuadro vasco se unió la alarmante falta de concentración que fue el origen de la derrota. Una cosa es que el adversario apriete con su mezcla de poderío y calidad (Brais Méndez, por ejemplo, dio toda una exhibición) y otra es regalarle un gol que hizo saltar todo por los aires.
Sí, la acción del 1-0 fue hecho que saca los colores a cualquiera. Un ridículo. Los amarillos (de negro en esta ocasión) se las apañaban para mantener el equilibrio en el marcador hasta que al filo de la media hora, un error grosero en bloque por falta de concentración derivó en el tanto de Mikel Merino.
Todo se descontroló en un pestañeo, en un segundo. La Real se disponía a sacar de esquina mientras los jugadores del Cádiz CF no prestaron atención al balón, al que dieron la espalda mientras se entretenían hablando. El lanzamiento del córner les pillo desprevenidos, como si la cosa no fuese con ellos y Conan Ledesma, el único que se dio cuenta, cometió la imprudencia de abandonar la portería para intentar corregir sin éxito la fatal distracción de sus compañeros.
La pillería de los locales contrastó con la chiquillada de los visitantes. Por enésima vez, ocurrió algo inesperado que condujo a una derrota que devolvió al Cádiz CF a la cruda realidad. Siempre pasa algo que impide avanzar con un mínimo de regularidad. La consecuencia es su atasco en la 18ª posición.
El primer gol que recibió el equipo de Mauricio Pellegrino en el Reale Arena fue parecido al que el Liverpool le marcó al
Barcelona hace varios años en un cruce de la ‘Champions’. En aquella ocasión en Anfield, el cuadro inglés aprovechó el despiste general de los azulgranas en un saque de esquina para hacer un tanto que terminó de inclinar la eliminatoria a su favor.
Mientras los jugadores culés miraban para otro lado, los diablos rojos pusieron el balón en movimiento para hacer un gol que dio la vuelta al mundo por la vergonzosa actitud de los blaugranas. Algo parecido sucedió en San Sebastián el pasado viernes.
El Barcelona había ganado 30 en la ida y cayeron 4-0 en la vuelta con la imagen de aquel córner que perdurará en el tiempo. Se repite la historia pero ahora con el conjunto amarillo como triste protagonista. El aficionado cadista no olvidará el esperpento de su equipo en Anoeta. Una decepción más a la espera de un milagro que aún es posible sólo con una secuencia de resultados positivos. Sin regularidad no hay paraíso.