“No voy a parar hasta abolir la prostitución”
–¿Qué es el feminismo? –Democracia e igualdad entre hombres y mujeres en el siglo XXI.
–¿Y una mujer?
–La historia que tenemos detrás y las injusticias que nos han caído a lo largo de ella para salir ahora a por la igualdad a campo abierto. –¿En Nosotras caben todas o hay un Ellas?
–El feminismo es para todas aunque todas no sean feministas.
–Consejera andaluza, ministra, vicepresidenta del Gobierno, presidenta del Consejo de Estado... Ha destrozado el techo de cristal. –Tengo vocación de servicio público desde siempre y por eso no me he echado para atrás cuando me han llamado para asumir responsabilidades. He hecho lo que he podido, pero no me he asustado nunca. –En un tiempo, cuando el evangelio queer se extienda por la Tierra, el Ministerio de Igualdad cambiará el título a su libro: Nosotres. –No, el evangelio queer, contra el que estoy, es una reformulación de lo muy antiguo con visos de moderno. Ya se dará cuenta más gente. –Con estas neono-menclaturas (TERF, personas no binarias, género fluido), ¿al feminismo no hay quien lo entienda?
–Lo entienden, es democracia, derechos, desmontar injusticias... En la nomenclatura posmoderna hay mucho neoconservadurismo disfrazado. No enaltezco la diversidad porque existe, sino la igualdad. –Su rival Esteban González Pons escribe novelas de alto contenido erótico. ¿No le estará intentando hacer la competencia? –Competimos en campos muy distintos.
–Emilia Pardo Bazán, Clara Campoamor, Concepción Arenal, Simone de Beauvoir... Remite a referentes feministas. ¿No ha olvidado a Ayuso? –No, sólo se le ha ocurrido reivindicar un Día para el Hombre. Quizás no se ha enterado de que la historia ha sido toda entera con todos sus días para los hombres. –División de nuevo en las marchas del 8-M. ¿Otro triunfo del machismo? –No, es la única celebración laica y política que está en cualquier rincón del mundo, ésa es su potencia; lo esencial es que hay miles de personas en las calles, con dos manifestaciones o con 15. –“No hay mujer adulta que no haya vivido situaciones de abuso por razón de su sexo”. ¿Las vive usted aún?
–Miles de veces, los micromachismos, esas cosas sutiles en las que te están diciendo que eres mujer. Si un hombre tiene una gran trayectoria política se lo considera con mucho peso; eso es muy difícil para una mujer. –“Las jóvenes aguantan la penetración sin rechistar”. Hablemos de sexo. ¿Eran más libres sexualmente en los 70? A ver si con Franco se vivía mejor... en la cama. –Con Franco teníamos entusiasmo por cambiarlo todo que nos reportó grandes avances. Hoy hay un problemón: la pornografía como fórmula de aprendizaje. Además, este país le tiene grima a ser honesto con que necesitamos educación sexual. Soy una rata de informes, los leo todos: lo que se hace en los prostíbulos o las prácticas frecuentes entre jóvenes no son alentadoras. –Según el CIS, el 44% de los varones se ven discriminados por las políticas igualitarias ¿Miedo a perder los privilegios o el feminismo se pasa de frenada? –Miedo a perder los privilegios de los varones, muchos de ultraderecha, no quieren democracia ni igualdad. Curiosamente quieren compatibilizar todo lo bueno de lo antiguo y de lo nuevo: una señora que se parezca a mi abuela pero con un salario como el mío, que me viene muy bien. –Militar con barba hipermusculado se declara lesbiana a ratos para puntuar en las pruebas físicas del Ejército según estándares femeninos. Esto era lo que las feministas clásicas querían evitar, ¿no?
–No hay feministas clásicas, igual que no hay democracia clásica, ni socialismo clásico, ni derecha clásica. –Obvie el adjetivo.
–Fui muy coherente cuando hice lo que hice porque he visto este debate en otras sociedades, los problemas, las reversiones, lo avisé y está pasando. Tuvo que haber un tiempo de reflexión, llamar a expertos a la Cámara, ver las leyes del Derecho Comparado... Le vi mucho flancos abiertos a la ley y no contó con mi voto favorable. –¿Es menos machista Rajoy o Pablo Iglesias? –Deben andar igual. Y casi todos, para que un hombre abandone el machismo tiene que hacer un gran esfuerzo de conciencia. Muchos pretenden ser muy demócratas y muy modernos pero se van a un prostíbulo.
–Ya que menciona los lupanares: tener un asesor que fue portero de puticlub, retrata a un político, ¿no? –Hay que abolir la prostitución, es la compra y venta de la vida. El Parlamento Europeo ha dicho que los vientres de alquiler y la prostitución son violencia, y que hay que legislar. En eso estamos. –¿La abolición es quimérica o usted la va a vivir?
–Sí, sí, y no voy a parar. ¿Sabe desde cuándo hay una proposición de ley dando vueltas por el Congreso, evidentemente decaída? La primera que la promovió fue Clara Campoamor. ¿Conoce algún asunto que lleve tanto tiempo pendiente? –¿Sánchez es feminista por convicción o por estrategia? –Ha hecho una parte importante del camino, igual que otros compañeros, no todos, y lo han tenido que hacer por convicción y porque el PSOE se denominó feminista en los dos últimos congresos. –¿Cuántos cafés caen con Irene Montero?
–El feminismo de Podemos y el del PSOE no tiene nada que ver. Nosotras peleamos por la igualdad que viene de las viejas ideas de la Ilustración. Eso no se lo salta un torero aún en política. Hay otras posiciones que con mucha terminología posmoderna abrazan cosas absolutamente neoconservadoras. –Una leyenda le atribuye una colección de zapatos que ni Imelda Marcos... –Ufff, eso es verdad. Lo que más me gusta de este mundo es un libro y un zapato. Ahí invierto todo mi modesto capital. En casa aparecen pares en cualquier mueble. –Le iba a decir si Sánchez tiene más corbatas moradas que usted calzado. –No creo. Me gustan desde pequeña y regalo zapatos, eso no lo hace nadie. Lo peor es que no tiene arreglo. Me sueltan por una ciudad y aparezco con un par.
El evangelio ‘queer’, contra el que yo estoy, es una reformulación de lo muy antiguo con visos de moderno”