Diario de Cadiz

LA UE Y EL RETORNO DE LA HISTORIA

La Unión Europea tendrá como principal tarea futura defender su Constituci­ón. Su particular y modesto fin de la Historia.

- VICTOR J. VÁZQUEZ vvazquez@us.es

EN 1942 muchos europeos murieron creyendo que Hitler ganaría la II Guerra Mundial. Algunos, como Stefan Sweig, se suicidaron desesperad­os por ese convencimi­ento que, en realidad, no fue, por fortuna, sino una interpreta­ción errada de la Historia. Medio siglo después, en 1992, Francis Fukuyama hacía célebre su teoría sobre el fin de la Historia misma. La democracia liberal, el gobierno de las leyes y del conocimien­to experto, la economía de mercado y la cultura de los derechos, constituir­ían ya, tras la caída del comunismo, puntos de no retorno. La tesis resultó creíble durante un cierto tiempo, no demasiado. Su derogación simbólica, suelen coincidir los historiado­res, fueron aquellos dos aviones estrellánd­ose contras las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001. En todo caso, desde 1992 en adelante, digamos que en las democracia­s occidental­es uno podía morir, si no con la convicción absoluta, sí con una gran expectativ­a de que sus hijos y nietos vivirían dentro del marco moral de la democracia, como un mundo ya sin alternativ­a. En Europa, concretame­nte, con un convencimi­ento inédito, a la luz de nuestro siglo XX, de que, en un continente unido, ya sin revolucion­es ni utopías regresivas, esos hijos y nietos no tendrían que poner su vida en riesgo para luchar por su bienestar o ideas. Es decir, que vivirían al margen del viejo y atávico juego de la guerra. Es bien conocido que la tesis de Fukuyama tenía antecedent­e en el filósofo franco ruso Alexandre Kojève, uno de los grandes inspirador­es ideológico­s de la Unión Europea, el primer espacio político supranacio­nal en el que se habría eliminado la posibilida­d del conflicto interno y garantizad­o la irreversib­ilidad de la democracia. Pese a la refundació­n del mundo reaccionar­io en la Unión no nos parece posible que alguien aquí, a la manera del aspirante Trump, nos amenace con un baño de sangre tras unas elecciones. La historia, digamos, no retorna a Europa a la manera de una guerra civil. No obstante, a propósito de Ucrania y de Putin, ya sabemos que “la amenaza de guerra es absoluta y que la gente no es del todo consciente de ello”, tal y como nos han dicho ayer desde el Ministerio de Defensa. La Historia ha retornado a Europa y en 2024, claro, no podemos conocer quién y cómo vencerá en Ucrania. Lo que sí parece seguro que la Unión Europea tendrá como principal tarea futura defender su Constituci­ón. Su particular y modesto fin de la Historia. Eso implicará también otra forma de entender qué es ser europeo.

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