Un bravísimo jandilla le da el triunfo a Roca Rey en Valencia
Un bravísimo Jandilla, “Leguleyo”, para el que llegó a pedirse el indulto, propició una vibrante faena de Roca Rey, que llevó al peruano a salir a hombros.
Un serio y hondo castaño chorreado que fue la cima del encierro y que ya salió de toriles exigiendo mando en unas repetidas arrancadas que templó y llevó perfectamente en la brega Punta después de que acudiera con prontitud al caballo, donde no se le castigó en exceso. Se arrancó como una bala a los dos pases cambiados de rodillas con los que Roca le abrió faena en los medios, para seguir embistiendo incansable y con el mismo celo en una primera mitad de faena en la que su matador no acabó de cogerle el sitio ni el pulso. Pero fue cuando el peruano le llevó más sometido con la izquierda, con los vuelos enganchando y guiando los viajes, cuando afloró la mejor dimensión del jandilla, con embestidas profundas y entregadas.
De ahí en adelante, Roca se asentó y se enfibró en un auténtico esfuerzo por no verse desbordado por una bravura arrolladora. No accedió la presidencia, al indulto. Aún se llevaría Roca Rey una más del sexto, otro serio jandilla que también pedía mando para sus fuertes arrancadas después de sacar genio en varas. El torero de Lima aplicó la misma firmeza pero a falta de una mayor autoridad, aguantando y tapándose tras la muleta ante unas fuertes oleadas que no cesaron.
Bravo fue también el hondo cinqueño que abrió la tarde para un Manzanares que se obligó a sí mismo a un mayor esfuerzo del necesario al encimarse demasiado en los cites sin que la faena, pese a la firmeza del alicantino, tuviera la necesaria fluidez. Al cuarto, de Vegahermosa le faltaron fuerzas, defecto que no pudieron corregir los bruscos desplazamientos de la muleta de alicantino.
Talavante pasó casi desapercibido ya que su primero se desfondó con un gran puyazo de Cid y no se le vio lucidez lidiadora con un quinto que se defendió rebrincado y sin emplearse.