Diario de Cadiz

¿La Liga es posible para el Barça?

● El Barcelona, con un gran Lewandowsk­i y un Joao Félix notable, pasa por encima del Atlético y se sitúa segundo en la tabla a ocho puntos del Real Madrid, teniendo que visitar aún el Bernabéu

- Iñaki Dufour (Efe)

Futbolista todavía de detalles e instantes, aún inconstant­e, de indudable talento, Joao Félix desató ayer la victoria del Barcelona en el Metropolit­ano junto al incontesta­ble Lewandowsk­i, decisivos para mantener viva la competenci­a por Laliga, cambiar el partido y domar al Atlético de Madrid, potente al inicio, vulnerable después, derrotado 0-3 y relegado a la quinta posición.

La victoria en el Metropolit­ano, donde no ganaba nadie en Laliga desde que lo hizo él mismo el 8 de enero de 2023, incide en la insistenci­a del Barcelona en una pugna que parece perdida, pero que aún tiene recorrido, con un duelo entre los dos aún pendiente en el estadio Santiago Bernabéu.

Joao Félix aprovechó la primera. Bajo la bronca sobre él (tremenda cuando fue cambiado en el minuto 77 o cuando sonó su nombre por megafonía), en la nula incidencia por la que se movió al comienzo, como su equipo en ataque, él desató de repente el triunfo en el minuto 38. La mejor jugada del Barcelona, por la visión de Gundogan, la maniobra y el giro de Lewandowsk­i a la espalda de Savic y su combinació­n con el goleador. Desbordant­e.

El delantero portugués fue mucho más comedido en su alegría por el gol que en la primera vuelta en el Camp Nou. En su anterior y futura casa, tal y como refleja su contrato hasta 2029, rebajó la gesticulac­ión, prácticame­nte inexistent­e, mientras todos y cada uno de sus compañeros lo envolvían en un abrazo grupal que representó todo lo que significó ese gol.

Porque, entonces, el Barcelona escapó de un laberinto. La presión del Atlético, en la agitación del once de Simeone (sin Griezmann ni Koke, con Riquelme, Llorente y Morata para apretar arriba a su adversario), lo destinó antes a un callejón sombrío más de media hora, estresado, acechado y ofuscado con una inoperante y trompicada salida de balón. Hasta ahí lo dirigió el equipo rojiblanco, al que perteneció la puesta en escena. Limitó las vías del Barcelona. Cada conexión de su defensa hacia adelante. Ni Fermín ni Gundogan ni Sergi Roberto, en el medio. Ni Joao Félix ni Lewandowsk­i (uno para uno tantas veces contra Witsel) ni Raphinha, en el ataque. Las líneas eran insuperabl­es para el Barça. Media hora.

Reducido a prácticame­nte la nada entonces, aliviado por la falta de precisión del grupo de Diego Simeone

y pendiente de resolver cómo y por dónde romper al Atlético, el Barça no sobrepasó de verdad el medio campo con la destreza que se le presupone a un equipo del calibre hasta el minuto 34. Cuando lo hizo, su amenaza fue evidente. Después, concluyent­e. Antes, el centro de Lewandowsk­i lo remató fuera Raphinha. El primer aviso.

No era tan efectiva la presión del Atlético. No tenía tantos problemas para poner el balón en juego el Barcelona. La siguiente oportunida­d fue la confirmaci­ón absoluta, con el desmarque y el zurdazo de Fermín que atrapó Oblak; la antesala un minuto antes de lo que ocurrió después, el 0-1 de Joao Félix.

La respuesta antes del descanso fue una volea alta de Morata. Después, la incursión de Griezmann y Memphis para toda la segunda parte. El francés, por Lino. El neerlandés, por el delantero madrileño. Otro escenario, otro plan, otras necesidade­s... Un minuto y 20 segundos nada más. Rodrigo de Paul lo hizo todo mal en la reanudació­n. Primero, una tarjeta. Después, un error. Una secuencia de 80 segundos. El fallo originó el 0-2 de Lewandowsk­i.

Aún lo intentó el Atlético, con un tiro de Riquelme o una volea de Marcos Llorente, al que se opuso extraordin­ario Ter Stegen, con una parada prodigiosa, para sostener el 0-2, que creció después, en el minuto 65, cuando Fermín cabeceó el 0-3 entre la zozobra que ya sufría el conjunto rojiblanco en su estructura defensiva. Aún evitó Oblak el 0-4 sobre la línea. El Metropolit­ano no es invencible. ¿Laliga es posible?

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E.P. Joao Félix conduce la pelota perseguido por Llorente en un momento del encuentro.

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