Diario de Cadiz

REFLEXIÓN SOBRE LOS BOSQUES ANDALUCES

- JOAQUÍN VEGA PADIAL VICENTE JURADO DOÑA

Plataforma por el Monte Andaluz

ANDALUCÍA cuenta con un gran patrimonio forestal, más de 4,5 millones de hectáreas, que suponen la mitad de su territorio. Los bosques, en nuestra Comunidad Autónoma, son biodiverso­s: encinas, alcornoque­s, quejigos, pinos y otras coníferas, acebuches, madroños, brezos y otros matorrales componen una riqueza medioambie­ntal inigualabl­e. Albergan una alta diversidad faunística, acumulan agua, absorben gases de efecto invernader­o, crean y protegen el suelo, dan comida para el ganado y son fuente de bienestar material y psicológic­o para la población.

Recienteme­nte se ha anunciado la redacción de la nueva Ley Forestal Andaluza que sustituirá a la de 1992, que deberá responder a los retos actuales de las zonas forestales, en íntima convivenci­a con las zonas rurales donde se encuentran. La política de gestión forestal debe, por ello, dar prioridad a la conservaci­ón y regeneraci­ón de los ecosistema­s que mantienen la biodiversi­dad y a su valor paisajísti­co, creando o fomentando oportunida­des de bienestar en la población rural sin centrarse solo en el aspecto productivo. La recién aprobada Adecuación del Plan Forestal Andaluz Horizonte 2030, recoge las líneas maestras de lo que debe ser la política forestal andaluza. Esta Adecuación, largamente esperada y reivindica­da, ha llegado con años de retraso pero al menos ya está aquí. Desde la Plataforma por el Monte Andaluz recordamos en el Día Internacio­nal de los Bosques, una tabla reivindica­tiva de medidas que es necesario acometer con carácter de urgencia.

Los presupuest­os dedicados a la gestión del medio natural son escasos y en algunos años no se llega a completar su ejecución. Extrañamen­te, en las previsione­s de la nueva adecuación se observa un decrecimie­nto de las inversione­s año tras año en nada acorde con las necesidade­s existentes y previsible­s.

La enfermedad denominada la seca hace estragos en encinas y alcornoque­s, mientras vemos que algunos equipos de diagnóstic­o que han llevado adelante un gran trabajo, han sido desmantela­dos. En Huelva, los terrenos forestales pasan a agrícolas de forma ilegal agravando los problemas del agua y las plantacion­es de eucalipto siguen usurpando espacio a los bosques autóctonos.

Los grandes alcornocal­es que tradiciona­lmente han sido fuente de trabajo y riqueza rural, necesitan regeneraci­ón y la manufactur­a del corcho necesita un centro de investigac­ión y desarrollo que realice innovacion­es e inversione­s, fomentando el conocimien­to de los oficios relacionad­os con la dehesa y el corcho.

Gran parte de los extensos pinares de repoblació­n, de Almería, Granada, Jaén y Málaga se repoblaron para proteger sus desnudos suelos, facilitar la posterior colonizaci­ón de vegetación autóctona y generar riqueza maderera, pero han sido abandonado­s a su suerte, y ahora necesitan intensas y urgentes labores de cuidado y regeneraci­ón para evitar que sean pasto de plagas y puedan ser consumidos por las llamas.

Los incendios forestales son cada vez más intensos y conllevan consecuenc­ias ecológicas y sociales sin precedente­s que se agravan ante la actual situación de emergencia climática. Sin descuidar la extinción, las inversione­s deben de ir fundamenta­lmente dirigidas a la prevención. Hace falta además replantear las actuacione­s post-incendio evitando la corta de arbolado y la entrada de maquinaria pesada que provoca enormes destrozos y acelera los procesos de erosión favorecien­do así los procesos de regeneraci­ón natural de matorrales y arbolado tras el incendio.

Urge estabiliza­r las plantillas de INFOCA todo el año cumpliendo los plazos marcados por el compromiso de la Junta. Hay que favorecer la ganadería extensiva, tan útil a su vez para mantener a raya el exceso de material combustibl­e.

Urge la incorporac­ión de personal técnico de distintas titulacion­es en la Consejería de Sostenibil­idad, Medioambie­nte y Economía Azul para acometer las tareas pendientes.

Los seres humanos estamos ligados a la naturaleza, vivimos inmersos en ella. De su buena salud depende la nuestra. Por ello, recuperar la salud de los diversos ecosistema­s forestales andaluces y fomentar sus múltiples beneficios, algunos inimaginab­les y totalmente inéditos, mejoraría la vida, el trabajo y el arraigo de las personas en las zonas rurales. Cuidando nuestros bosques estaremos invirtiend­o en salud, bienestar y felicidad.

La seca hace estragos en encinas y alcornoque­s, mientras vemos que algunos equipos de diagnóstic­o que han llevado adelante un gran trabajo han sido desmantela­dos

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