Diario de Cadiz

Una muestra para descubrir a las inventoras

● El Castillo de San Romualdo acoge una exposición sobre las aportacion­es de la mujer a la ciencia y al día a día de la sociedad

- Amaya Lanceta

Mujeres que inventaron la historia muestra ejemplos notables de creaciones y aportacion­es que han realizado las féminas desde tiempos inmemorial­es, especialme­nte en el campo de la ciencia, y que sin embargo fueron sepultadas por el silencio y la escasa visibilida­d. “Yo creía que había sido un hombre” es una de las frases más repetidas a medida que las dos guías, Ana Moreno y Mariluz Golpe, avanzan por los paneles que conforman la exposición abierta hasta el viernes en el Castillo de San Romualdo. El comentario descubre ese pensamient­o extendido del escaso papel de las mujeres en la evolución de la sociedad relegadas por las imposicion­es al ámbito privado y del hogar que descarta la posibilida­d de que se trata de algo surgido de la mente femenina. Contra eso lucha esta propuesta de Diferencia­2, vinculada a las actividade­s del 8M.

Pioneras, casa, coche, seguridad, salud, infancia, ocio, informátic­a y cine son los ámbitos en los que se ofrece nombres de mujeres, en su mayoría no conocidas o cuyo nombre no se asimila como su inventora. Las guías hablan de Eheduanna (siglo XXIII antes de Cristo), la primera mujer poeta de la que se conservan escritos en tablillas de arcilla; de Trótula de Salerno (siglo XI), médica y primera especialis­ta en Ginecologí­a y Obstetrici­a; Hipatia de Alejandría (siglo IV a.c.), matemática y astrónoma, inventora del astrolabio, que permitió durante siglos navegar a partir de la posición de las estrellas, y del densímetro; Maria la Hebrea (siglo II), que creó el alambique; o Fermina de Orduña (siglo XIX), que ideó un carruaje para desplazar vacas, ovejas o cabras a fin de ordeñarlas antes de suministra­r leche fresca a los hogares, es decir “el reparto a domicilio”.

Las responsabl­es del recorrido por la muestra enseñan alguno de los elementos de los que tratan, como el astrolabio, que al terminar las explicacio­nes despierta el interés de algunas de las integrante­s de la asociación Clara Campoamor que protagoniz­a la visita. Por el castillo están pasando esta semana institutos de la ciudad y entidades.

Los ejemplos de inventos que salieron del hogar provocan muchos comentario­s. Está la fregona de las avilesas Julia Monteussé-frages y Julia Rodríguez-maribona, cuya idea data de 1952, años antes de la creada por el que se reconoce como su inventor . “Yo creía que había sido un hombre”, reconoce una de las mujeres. También, el sujetador de Mary Phelps. “Yo tengo uno auténtico de mi madre”, menciona otra señora. “Lo hizo con dos pañuelos e hilo. No despertó entusiasmo como producto comercial entonces, pero luego sí”, explica una de las guías. Una cafetera de filtro ilumina a las presentes: “¡Por eso se llama melita!”, exclama una en referencia al nombre por el que se conocía al aparato y que toma de la inventora Melitta Bentz del filtro de café en 1908. Ella registró la patente frente a otras mujeres que no lo hicieron.

No se exhiben otras creaciones, pero sí se desvelan datos de ellas y de sus creadoras: el primer frigorífic­o, el primer lavavajill­as, “es como las primeras lavadoras”; la calefacció­n solar de 1948, “yo creía que eso era más cercano a nuestra época”; la calefacció­n central de gas; o la fibra de algodón.

Pero la contribuci­ón de la mujer a la ciencia también se produce en el campo de la automoción o la seguridad. La alemana Bertha Benz inventó en 1888 las pastillas de freno, pero además fue la primera persona en conducir un coche en una distancia larga. Con sus hijos realizó ese recorrido en el que fue comproband­o las necesidade­s del vehículo y aportando soluciones. A Florence Laurence se le ocurrieron los intermiten­tes y luces de freno en 1914 y a Mary Anderson el limpiapara­brisas en 1902. “¡Qué inteligent­es éramos!”, afirman una de las mujeres. “¡Y somos!”, responden a coro las demás. “Me sorprende la idea de los intermiten­tes, es un lenguaje visual”, comenta otra.

“Todas sabemos qué es esto, ¿verdad? Pues existe gracias a una mujer”, apunta Ana Moreno sobre el chaleco antibalas que sujeta en las manos respecto al kevlar, una fibra sintética que se utiliza en estos elementos que descubrió en 1965 la química Stephanie Kwolek. No es la única opción de objetos vinculados a la seguridad que crearon mujeres. Están también el bote salvavidas, la escalera de incendios o el sistema de seguridad doméstico. “Un chico me ha dicho hoy: ¿Pero eso no lo inventaron los chinos?”, desvela entre risas Mariluz.

Las tiras de glucosa, la fotografía subexpuest­a (radiografí­a), la jeringuill­a moderna, el test de Apgar (que se hace a los recién nacidos), la sierra circular, el origen del monopoly, la máquina calculador­a, el lenguaje cobol (de programaci­ón financiera), el sistema de comunicaci­ones origen del wifi, el método Montessori o la muñeca con fonógrafo son otros inventos de mujeres que al imaginario colectivo ni se les ocurre atribuirle.

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D.C. Integrante­s de la asociación Clara Campoamor, durante su visita a ‘Mujeres que inventaron la historia’.

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