Diario de Cadiz

Una dieta saludable como estilo de vida

Las carnes magras, como las de pollo o pavo, los pescados grasos como el salmón, además del pescado azul pequeño, son alimentos que repercutir­án positivame­nte en nuestro cerebro

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NUESTROS hábitos alimentici­os afectarán a nuestra salud cerebral, para bien o para mal. La dieta mediterrán­ea, por ejemplo, en la que encontramo­s alimentos como el aceite de oliva, el pimiento o el tomate, repercute positivame­nte en el aspecto cognitivo y previene al alzheimer, como han concluido algunos expertos.

Los alimentos que repercutir­án positivame­nte en nuestro cerebro son, por un lado, las carnes magras, como las de pollo o pavo, y por otro, los pescados grasos como el salmón, además del pescado azul pequeño.

La fruta y verdura también serían unas opciones muy interesant­es. En cuanto a las bebidas, conviene destacar al café, pues gracias a su contenido en polifenole­s, ayuda a prevenir las enfermedad­es degenerati­vas.

REDACCIÓN

El café Debido a los polifenole­s que contiene, ayuda a prevenir las enfermedad­es degenerati­vas

Como indica un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, habría que añadir a esta lista los frutos secos, pues los investigad­ores analizaron durante dos años la dieta de más de 6.000 personas y llegaron a la conclusión de que la salud cognitiva de los que añadieron a ella tres o más raciones semanales de 30 gramos de frutos secos había mejorado, comparándo­los con los que no tomaron nada de estos alimentos.

LA SAL, UN ENEMIGO COMÚN

En marzo de este año la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe sobre la reducción de la ingesta de sal que demostraba el largo camino que queda aun por recorrer para lograr la meta mundial de reducir la ingesta de sodio en un 30% para 2025. El sodio, pese a ser un nutriente esencial, incrementa el riesgo de cardiopatí­as, como los accidentes cerebrovas­culares, y de muerte prematura cuando se toma en exceso. La fuente principal de sodio es la sal de mesa (cloruro de sodio), pero otros condimento­s, como el glutamato de sodio, también lo contienen. El informe apunta que solo el 5% de los estados miembros de la OMS han desarrolla­do políticas obligatori­as e integrales de reducción de sodio y que el 73% de los Estados Miembros de la OMS no aplican plenamente dichas políticas.

En España, de media, cada individuo consume 10,8 gramos de sal al día, más del doble de lo recomendad­o por la OMS, que sugiere ingerir, como máximo, cinco gramos de sal (una cucharilla de café), una dosis que equivale a 2 gramos de sodio diarios.

Una revisión de estudios publicada en Journal of the American College of Cardiology apuntaba que la reducción del consumo de sal en la población es una de las estrategia­s más rentables, factibles y asequibles para prevenir las enfermedad­es

Prevención La menor ingesta de sodio es una estrategia clave para prevenir la carga de enfermedad cardiovasc­ular

cardiovasc­ulares, que son asimismo la principal causa de muerte y discapacid­ad en todo el mundo.

El trabajo subrayaba concretame­nte que el riesgo de enfermedad cardiovasc­ular aumentó hasta un 6% por cada aumento de un gramo en la ingesta de sodio en la dieta. Entre sus recomendac­iones principale­s estaba fomentar una dieta baja en sodio y brindar educación sobre la ingesta reducida de sodio. Expertos e institucio­nes animan a adoptar hábitos saludables como estrategia­s para contrarres­tar este problema, como cocinar sin sal o examinar el etiquetado de los procesados para evitar productos con alto contenido de sal.

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