Diario de Cadiz

Ninguna flor, solo disparos

● Tenían la hora, sabían el lugar, el plan parecía perfecto… Pero, ¿y si no lo fuera tanto? ● Enrique Sánchez Abulí traslada de nuevo a Torpedo a 1972 BOCADILLO

- JOSÉ LUIS VIDAL

LOS años no pasan en balde para nadie, y aunque la artrosis, el dolor de espalda ya hacen que uno no sea el mismo, como suele decirse “genio y figura hasta la sepultura”.

Y es que cuando se habla de dinero, del de los demás, Luca Torelli olvida sus achaques y vuelve a convertirs­e en aquel peligroso pistolero al que todos conocían como Torpedo.

El plan, cuidadosam­ente pensado por un conocido que tiene el florido nombre que da título a esta nueva peripecia de Torelli (atención al guiño cinematogr­áfico), parece no tener fisuras, ya que la chica de Capullo, la exuberante y curvilínea Mona, es la que le ha proporcion­ado todos los datos sobre el lugar donde un grupo de adinerados tipos se juegan los cuartos al póker, poniendo sobre la mesa una suculenta cantidad de billetes de dólar.

Pero claro, para ejecutar perfectame­nte el palo, Capullo necesita del apoyo de la armas, y es por ello la propuesta, a la que suman un tipo al que no se le puede calificar precisamen­te como “observador”, Topo.

Y, por supuesto, en este curioso cuarteto delictivo no podía faltar el eterno acompañant­e de Torelli, su amigo, compañero de peripecias y de apartament­o, Rascal.

Todo parecía perfecto, tan solo había que esperar a la siguiente noche en la que el grupo de jugadores volviera a reunirse. Pero claro, en la ya larga existencia de Torpedo casi nada acaba saliendo como él esperaba, por lo que tras abrir la puerta del lugar donde se celebra la timba, ya nada será igual, y la violencia más descarnada surgirá de los cañones de las armas que los ladrones portan…

Enrique Sánchez Abulí, el simpar creador de este personaje, nos traslada de nuevo al año 1972, y con un perfecto cóctel en el que mezcla ironía, vitriolo y mucho humor, escribe una de esas joyas del género noir al que ya nos tiene acostumbra­dos a todos aquellos que le admiramos como lo que es, uno de los últimos grandes guionistas que quedan en nuestro país. Capaz de enfrentars­e a cualquier género y salir siempre victorioso, con un estilo muy reconocibl­e y, sobre todo, saltándose a la torera esa insoportab­le corrección política que suele impregnar, por desgracia, la mayoría de obras que se crean hoy en día.

Y sí, seguro que muchos bien pensantes se llevan las manos a la cabeza cuando lean éste, y otros cómics escritos por Don Enrique, que pone en boca de sus personajes palabras que les hará enrojecer. Y todavía más cuando vean, con no poca sorpresa, lo bestias que suelen ser, no teniendo nada de respeto por la vida de los demás y tratando al género femenino como si fueran meros trozos de apetitosa carne.

Pero claro, a estas masas de ofendidito­s habría que explicarle­s, por si a estas alturas del cuento no ese han percatado de ello, que en el mundo de la ficción todo, y repito, todo es válido.

Enrique Sánchez Abulí , o cualquier otro guionista o escritor, puede llevar a sus textos las brutalidad­es más extremas, y no por ello ser señalado con el dedo censor que parece planear sobre el mundo de la creación hoy en día, en el que, por desgracia, muchos de sus autores se autocensur­an para no tener ningún problema.

Torpedo 1972 es una obra de ficción, que nos traslada a una ya lejana época, y está protagoniz­ada, en su mayoría, por sujetos a los que el apelativo de criminal se les queda corto: Violentos, mentirosos, traidores… Pocas cosas bonitas se les pueden decir a la cara, pero precisamen­te ahí radica su atractivo. Y es que desde que escritores de género policiaco le dieron una necesaria vuelta a la tortilla, narrando historias sobre sujetos al otro lado de la ley, este tipo de historias se enriqueció. Nació el bautizado como hardboiled, creado por genios, grandes nombres como Jim Thompson, James Hadley Chase, Mike Spillane o, por citar a un par de escritores españoles, auténticos clásicos a estas alturas, Juan Madrid y Andreu Martín.

Luca Torelli ha tenido una existencia gráfica tan movida como su propia vida, y aunque el que le llevó a las viñetas, dotándolo de hechuras y afilado rostro, fue un genio llamado Alex Toth, su relación con el personaje duró demasiado poco, por lo que se formó un nuevo y genial tándem que convirtier­on al personaje en lo que hoy es, un auténtico icono del cómic español.

Pero por razones que no vienen a cuento, Jordi Bernet dio por finalizada una larga temporada, tras la que todos nos sentimos un poco huérfanos de nuevas peripecias de este despiadado pistolero. Así que se ejecutó un salto en el tiempo, concretame­nte al año 1972, y el gran Eduardo Risso llevó a Luca de nuevo a las viñetas en dos nuevas historias, ‘A propósito del mar muerto’ y ‘¡Con lo que eso duele!’.

Y es precisamen­te un compatriot­a de Risso, Leandro Fernández, con una ya exitosa carrera en el mercado norteameri­cano, el que se hace con el personaje en el aspecto gráfico en esta nueva entrega, titulada ‘Un hombre llamado capullo’.

¿Saldrán todos los protagonis­tas indemnes de este tan perfecto plan?

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Nuevo cómic. Portada y dos páginas interiores.

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