El peor comienzo posible
Arturo Rivera Incertidumbre, nervios y largas esperas en los templos marcaron un Domingo de Ramos truncado por la lluvia en el que no procesionó ninguna hermandad
COMPLICADO. Muy complicado se presentó ayer el Domingo de Ramos en La Isla. A las previsiones de la llegada da la DANA para la tarde se sumó también el fuerte viento, que pasado el mediodía llegó a soplar con rachas de 62,6 kilómetros por hora, según los datos recopilados por la estación meteorológica del Observatorio de la Armada en la localidad. Y la calima. Y la amenaza de una lluvia de barro. Todo pintaba fatal. Aún así las hermandades lucharon por una jornada que se resistían a dar por perdida. Columna y Humildad y Paciencia llegaron a pedir una hora de prórroga al Consejo de Hermandades en aras de una posible mejoría que no llegó. Todo fue en vano. A pesar de la ilusión, las tres cofradías del día se vieron abocadas a suspender sus salidas.
Y eso que en La Victoria, a escasos metros de la capilla de La Salle, los isleños hacían cola para comprar su paquetito de roscos cuando pasaban las tres de la tarde, como marca la tradición. Y en torno a la puerta del colegio se empezaba a congregar el público a la espera de la salida de la primera del día: la Borriquita.
Pero esa apariencia de normalidad era solo eso: un espejismo. Lo tuvieron difícil los primeros, porque ni los partes meteorológicos ni el aspecto de un cielo plomizo presagiaban nada bueno. Hasta algunas gotas cayeron mientras los hermanos –los primeros penitentes de la Semana Santa– se dirigían al templo.
Apenas media hora antes de la salida, la junta de gobierno se reunió para tomar la decisión que nadie quería escuchar pero que a esas horas era la única posible. La de no salir a la calle. La primera hermandad de la Semana Santa isleña suspendía así su salida procesional y el Domingo de Ramos empezaba a truncarse esde bien temprano.
El hermano mayor, Luis Samuel Roncero García, se dirigió a los hermanos congregados en el patio interior del colegio para informarles de la decisión. La noticia, aún esperada, fue acogida entre lágrimas, abrazos y muestras de congoja por los hermanos de la Borriquita. No era para menos. La Semana Santa empezaba así de la peor forma posible, porque sin la cruz de guía lasaliana saliendo de la capilla de la Estrella en torno a las cuatro de la tarde del Domingo de Ramos ya nada va a ser lo mismo.
La de ayer fue además una jornada de mucha, mucha tensión dentro de las iglesias. Y de esperas que desde luego parecieron eternas mientras se consultaban las últimas actualizaciones de los partes del tiempo y se miraba al cielo, a ver si había algún resquicio para
que la gloria cofrade del Domingo de Ramos isleño pudiera colarse. Fue una tarde de nervios, dudas, incertidumbre... Y, claro está, también de muchas lágrimas que se derramaron en el interior del templo.
En el patio de La Salle las dos bandas que iban a acompañar en la calle a la Borriquita –la agrupación musical Nuestro Padre Jesús de la Humildad, de Lebrija; y la banda de música de la hermandad del Nazareno de San Fernando– tocaronsus marchas procesionales mientras las secciones del cortejo iban pasando simbólicamente por delante de los titulares. Fue un momento especialmente íntimo para los hermanos y cargadores: no se salía a la calle pero qué menos en esta tarde de Domingo de Ramos que una mirada de complicidad y un beso a María Santísima de la Estrella y a Cristo Rey en su Triunfal Entrada en Jerusalén, que además ayer –aunque solo lo hizo en el interior de la capilla– brilló sobre el nuevo dorado del paso, que dejó ver ya el frontal completo. Una auténtica maravilla.
Pero todavíaa esas horas había mucha tela que cortar en una jornada de Domingo de Ramos que se iba a resistir a darse por perdida. Poco antes de las cinco de la tarde, que era la hora a la que la hermandad de Humildad y Paciencia tenía previsto iniciar su recorrido desde el barrio de La Ardila la junta informaba a los hermanos reunidos en el interior de la parroquia de San Servando y San Germán de que había pedido una hora más de margen al Consejo de Hermandades y Cofradías a la espera de ver cómo evolucionaba la convulsa meteorología. Y apenas unos minutos después, Columna se pronunciaba en el mismo sentido. La tercera del día también solicitaba una hora de margen, con lo que el plazo se ampliaba hasta las siete y media de la tarde. Ambas cofradías se aferraban a una posible mejoría conforme avanzara la tarde que les permitiera echarse a la calle. Y también, con ellas, lo hacía La Isla. Pero sería en vano. Por muchas ganas que hubiera ayer las cartas con las que había tocado jugar eran las peores posibles. Además, a medida que avanzaba la tarde, empezó a llover sin tregua. Fue una lluvia débil pero continua y más que suficiente para cargarse la jornada.
En la parroquia de San Servando y San Germán, ese compás de espera que fue la hora de prórroga, se aprovechó para rezar las vísperas y para un emotivo acto: el encendido de la vela de Lágrimas de Vida –la campaña a favor de la donación de órganos– que se llevó a cabo en el palio de la Virgen de las Penas y que realizó una de sus hermanas más pequeñas, India, por cuya salud se pidió a la Reina de La Ardila.
A las seis de la tarde, el hermano mayor, Guillermo Zuaza, volvió a dirigirse a los hermanos arropado por su junta de gobierno para comunicarles la decisión definitiva: Humildad no saldría a la calle. No había una posibilidad a la que aferrarse para afrontar la salida procesional.
Pero en el interior de San Servando y San Germán se vivieron los que quizás fueron los momentos más cofrades de toda la tarde del Domingo de Ramos, con sus levantás, sus mecíos de la cuadrilla de la JCC y sus no pocas marchas procesionales de la agrupación musical Ecce Mater y de la banda Agripino Lozano, que acompañaron la puesta en carrera de los pasos para reubicarlos en el templo antes de abrir sus puertas para que fieles y devotos pudieran acercarse a contemplar las imágenes tras la suspensión de la salida procesional. Hasta se asomaron a la puerta de la parroquia en medio del rotundo aplauso del público que aguardaba en el exterior. Fueron momentos que dejaron entrever lo que debería haber sido ese Domingo de Ramos que pudo ser.
Desde luego, había que remontarse ocho años atrás en el tiempo, hasta la Semana Santa de 2016, para encontrar otro Domingo de Ramos pasado por agua. Aunque en aquella ocasión las tres hermandades del día salieron para verse sorprendidas horas después por un fuerte chaparrón. Lo ocurrido ayer, en la que ninguna de las tres cofradías de la jornada llegó a procesionar, no pasaba desde hacía muchos años. Columna, que fue la última en tomar una decisión, se había dado de plazo hasta las siete y media de la tarde tras la prórroga pedida al Consejo. Pero ni siquiera llegó a agotar ee tiempo. A las siete informó ya de que tampoco saldría a la calle. En esos momentos no dejaba de llover y tampoco se esperaba una mejoría. Así que no quedaba otra en realidad. La Iglesia Mayor abrió sus puertas para que los isleños pudieran ir al encuentro del Domingo de Ramos ya que la lluvia impidió que la Semana Santa comenzara en las calles. Las nefastas previsiones del tiempo que se manejaban desde hacía días se cumplieron finalmente como una profecía que anunciaba el peor comienzo posible para esta Semana Santa de 2024.
Columna y Humildad y Paciencia pidieron una hora de prórroga pero fue en vano