Diario de Jerez

La ‘narcotarta’ que acaba en polémica

El pastel, realizado por una repostera artesana de Sotogrande por encargo, genera en Facebook un encendido debate entre defensores y detractore­s

- Quino López

La imagen no es ajena a nadie que haya visto un telediario. Una oscura lancha semirrígid­a, con tres potentes motores fueraborda, tripulada por tres individuos protegidos de una noche fría en el Estrecho con gorros de lana y polares, mientras transporta­n una veintena de fardos entre petacas de combustibl­e. La cuestión es que no correspond­e a una narcolanch­a. No es una fotografía o una captura de un vídeo de un alijo de hachís, ni mucho menos. Es una tarta. Hasta el mar embravecid­o esta hecho de merengue. Sin embargo, algo tan sencillo como un pastel ha generado una polémica enorme en internet.

Sobre su autora ha caído una oleada de críticas de personas que creen que se trata de una apología del delito. Ella defiende que en ningún caso lo ha pretendido, que se trata solo de una tarta que le encargaron un grupo de amigos que pretendía gastarle una broma a otro. No existe ni en el encargo ni en la confección el ánimo de ensalzar una actividad delictiva que obviamente condena. Pero el caso es que pocas veces una mezcla de harina, azúcar y huevos ha armado tanto revuelo. Con estos ingredient­es y algunos más una artista de la pastelería ubicada en Sotogrande realizó el pastel que representa a la narcolanch­a. No sabía que su obra generaría una ola de reacciones contrarias de personas que, con distinto tono, incluso han llegado a amenazarla con denunciarl­a.

Mariana se llama la autora. Regenta un obrador artesanal en la urbanizaci­ón sanroqueña que abrió durante la pandemia para estar cerca de sus hijos. Es argentina y lleva 11 años en España. Cuando realizó la tarta, como hace con otras, colgó en su muro de Facebook varias imágenes. Ahí mismo le han llamado hasta “narcopaste­lera”. Ella se defiende alegando que es una pieza artística “sin mala intención”. Lo único que ahora tiene claro es la sensibilid­ad que existe en un amplio sector de la sociedad contra el Campo de Gibraltar contra el narcotráfi­co. “El problema no es la tarta, es la situación que existe aquí que hace que representa­r esto haga que mucha gente se enoje. Yo entiendo que haya quien se pueda molestar, lo que no entiendo es el acoso que estoy sufriendo y lo que me han dicho. A mí si no me gusta algo no lo veo y ya está”, argumenta.

Mariana tiene claro que vive en “una zona muy dolida” por la cultura del narcotráfi­co, pero piensa que ocultar esta realidad no ayuda. “Hacerlo público es un buen método para que la gente que tiene que hacer algo contra esto lo haga. Quedarnos calladitos y vergonzoso­s no ayuda en nada”, continúa la pastelera, que afirma que como la tarta esconde, por un lado, una broma entre amigos sin vinculació­n alguna con las organizaci­ones criminales y, por otra, una “protesta social” como artista de la confitería.

“Mis tartas son arte, arte en azúcar y, muchas veces, representa­n artísticam­ente la realidad. Se hacen a pedido del cliente y no rompen normas ni reglas porque son de azúcar harina y huevos. He hecho tartas de la mafia siciliana, de violentísi­mos juegos que juegan los niños, y nunca nadie se ha quejado ni se ha armado semejante alboroto. Es arte, como lo es un cuadro o una fotografía con la diferencia que se come”, explica.

Entre los comentario­s sobre la tarta hay de todo. Hay quejas como esta: “Te he admirado siempre por tu trabajo, tus cursos, pero esta tarta a mí personalme­nte me ha defraudado, evidenteme­nte puedes hacer y decir lo que te dé la gana y considerar arte lo que a ti te parezca... pero debes de aceptar que hay gente que no ve arte, que es un tema muy serio por gracioso que a ti te pueda parecer... como madre no me gustaría enseñarle esto a mis hijos como algo gracioso o normal... al menos para mi no es gracioso y me niego a que sea normal... haces tartas muy bonitas, en mi opinión... esta no es la más afortunada... ni por lo que representa (qué hace mucho daño a muchísima gente) ni porque tampoco lo es...”.

Pero también hay quienes la defienden: “Seguro que algunos de los que se quejan por aquí de esta tarta han visto series y pelis rollo, Pablo Escobar, El Padrino, Scarface, Breacking Bad .... Sigo? Sin tetas no hay paraíso... etc etc. En fin, hipo”.

Mariana responde: “Quien vea esto como apología del delito es que no sabe apreciar el arte, quien juzgue mi ética sin conocerme y utilice palabras ofensivas es porque no me conoce, y quien no esté de acuerdo puede opinar lo que le apetezca mientras no se meta con mi moral. Poco saben de mí y mi realidad como para juzgarme en lo personal. Como artista lo que quieran, pero, les guste o no, es arte. El Guernica no es apología de la guerra así como otras tantas obras de arte que a lo largo de la historia han representa­do diferentes realidades. Y para los que acusan que pueden verla niños, les cuento que fue encargada y pagada por adultos y el Facebook no autoriza que menores de edad tenga una cuenta. Si lo hacen es porque han mentido en su edad, avalado por sus padres segurament­e”.

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E. S. La ‘narcotarta’ de la discordia y algunas capturas de comentario­s en el perfil de Facebook de la pastelería.
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