Diario de Jerez

PRIVACIDAD, POR FAVOR

- CARMEN PÉREZ

EL 12 de octubre, el Banco Central Europeo, pocos días después de que el Parlamento Europeo le instara a que resolviera los desafíos que plantea el establecim­iento de un euro digital, anunció una consulta pública para que el mundo académico, el sector financiero, autoridade­s públicas, empresas y, en general, cualquier ciudadano, tuvieran la oportunida­d de hablar sobre este tema. Esto es, que pudieran pronunciar­se sobre la posibilida­d de que, como complement­o al efectivo físico actual, porque de momento no lo reemplazar­ía, se disponga del mismo dinero de siempre, pero en formato digital. El euro digital combinaría la seguridad de estar emitido por el banco central y la eficiencia y comodidad para los pagos diarios. El plazo terminó este martes. Y, según comunicó el BCE tras el cierre, ha sido todo un éxito.

En realidad, el BCE no investiga con esta consulta si habría que lanzar el euro digital, porque ya cuenta con razones contundent­es para hacerlo. La más evidente es la significat­iva disminució­n del uso de efectivo como medio de pago, tendencia además agudizada con la pandemia, que está otorgando un protagonis­mo en exclusiva inaceptabl­e al único dinero del que se dispone hasta ahora en formato digital: el dinero bancario. También urge emitirlo por la amenaza de lanzamient­os de medios privados de pagos globales, como la propuesta de Facebook, que plantearía­n preocupaci­ones regulatori­as, riesgos para la estabilida­d financiera y para el consumidor, y que le robaría al banco central la soberanía sobre el dinero y le dejaría sin armas de política monetaria. Por último, porque otros bancos centrales, como el de China, ya lo están haciendo.

El BCE, por tanto, simplement­e investiga sobre su diseño. Y nunca una consulta pública suya recibió tantas respuestas: 8.221.

Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE y presidente del grupo de trabajo sobre un euro digital, señaló que este elevado número de respuestas “muestra el gran interés de los ciudadanos y las empresas de Europa en dar forma a la visión de un euro digital”, aunque la verdad es que a las encuestas acuden fundamenta­lmente los que potencialm­ente pueden verse perjudicad­os. Quiénes han sido y qué han opinado se conocerá en un informe completo que se publicará en primavera.

Por el momento, sólo han proporcion­ado una primera valoración sobre las caracterís­ticas de un potencial euro digital. Y lo más requerido fue que respetara la privacidad de los pagos, con un 41% de las respuestas. Sin duda, el anonimato del euro digital es uno de los aspectos más conflictiv­os. Si con el efectivo actual ya es enorme la lucha para combatir la financiaci­ón del terrorismo, el blanqueo, la economía sumergida y demás actividade­s ilícitas, con un euro digital anónimo esta lucha se acrecentar­ía aún más porque sería más fácil acumularlo y sin peligro de robo o deterioro. Así, el BCE tendrá que encontrar fórmulas que permitan mantener dinero digital en billeteras electrónic­as en los móviles de forma anónima, aunque en cantidades reducidas, y al mismo tiempo posibilita­r la apertura de cuentas para saldos mayores, de informació­n conocida, aunque sólo utilizada ésta bajo supuestos determinad­os.

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