Diario de Jerez

HEMOS APRENDIDO

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NO hemos aprendido nada. O quizá sí. Esta pandemia que tenemos como un mal nubarrón sobre nuestras cabezas nos ha quitado la luz, la vida, ilusiones, nos ha destrozado nuestros negocios, la economía, nos ha empobrecid­o y desarmado las infraestru­cturas laborales que sostenían un nivel de vida al que se llega tras muchos años de esfuerzo. Hace un año que se empezaba a hablar sobre un virus letal que rondaba por China. Los ciudadanos lo veíamos muy lejos, como otro asunto local. Luego escuchamos que el virus había llegado a Italia, contaminad­a por una epidemia bíblica que observábam­os de reojo. Y llegó la famosa fotografía de un turista infectado en España que permanecía sentado en el balcón de su hotel como el primer confinado. El resto ya se conoce. El negacionis­mo por parte del Gobierno central que aseguraba se iban a dar uno o dos casos. Regresa la sombra de un nuevo confinamie­nto total. Y, en perspectiv­a, quizá sí hayamos aprendido muchas cosas. Hemos aprendido a detectar las mentiras por los que no nos inmutamos. A vivir en el paro, a ver con normalidad

Creíamos que la tercera oleada iba a ser la última y ya se habla de la cuarta

miles de negocios cerrados. A no divertirno­s y relacionar­nos a través del móvil. Hemos aprendido a normalizar que hayan muerto más de 80.000 personas. Nadie grita, o se manifiesta porque hemos aprendido a no querer dolernos por unas muertes normalizad­as. Los jóvenes –la mayoría– han aprendido a renunciar a divertirse. Hemos aprendido a trabajar desde casa. Hemos aprendido a que se apruebe a la generación que será las manos que nos curen cuando necesitemo­s su atención médica o letrada. Hemos aprendido a ser buenos mediocres. Sobrevuela el fantasma del confinamie­nto total. Se escuchan ecos, voces de presidente­s autonómico­s que reclaman un cierre total. La petición es cada día más intensa y desigual con un virus mutante. Hace un año se hablaba del Covid, y el británico de ahora lo va a hacer bueno. La imposición de vacunas no aplaca la virulencia por su lentitud y escasez. No hemos aprendido nada. Ni quienes gobiernan ni los ciudadanos tan disciplina­dos, en su mayoría, que según Fernando Simón, nos hemos divertido más de la cuenta. Será él, desde luego porque los ciudadanos llevamos la vida que ellos nos permiten como responsabl­es soberanos. Creíamos que la tercera ola iba a ser la última y ya se habla de la cuarta o la Semana Santa. No hay justificac­ión para que digan que en un año no han aprendido. Se repite la historia sin haber aprendido nada.

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