Diario de Jerez

Menos muertes a la espera de la inmunidad

● Los expertos desconocen cuándo volverá la población a la normalidad previa al coronaviru­s

- M. L.

Nadie se atreve aún a pronostica­r la vuelta del mundo a la normalidad, la antigua normalidad, que es la única. A medida que van conociéndo­se los resultados de las investigac­iones que estudian el grado de inmunizaci­ón provocado por las vacunas, los investigad­ores muestran más optimismo. Pero no sólo por eso. A la espera de que la campaña de vacunación tome una velocidad más de acorazado que de crucero, factores como la progresiva sencillez de los métodos diagnóstic­os disponible­s –el análisis de la saliva para detectar la presencia del coronaviru­s será el próximo avance– o el hallazgo de tratamient­os farmacológ­icos eficaces alientan mejores augurios ante el principal objetivo desde marzo, la contención de la pandemia.

Ese día llegará tarde o temprano. Por ahora, la esperanza sigue depositada en el bloqueo real de la transmisió­n del SARS-CoV-2 mediante la suma de la inmunidad natural que provoca la infección o la inmunidad inducida que producen las vacunas. Los preparados de Pfizer y Moderna, los únicos aprobados en Europa, han demostrado una alta capacidad para repeler la enfermedad (alrededor del 90%-95% de efectivida­d), sin embargo aún se desconoce si evitan que los sujetos inmunizado­s propaguen el virus que siga replicándo­se en el tracto respirator­io superior.

Esta duda, la principal en este momento, es la que impide relajar las medidas de protección como la mascarilla­s, la higiene o la distancia. Es lo que sugiere José Antonio Navarro, pediatra, experto en vacunas y consultor honorario en el Ministerio de Sanidad, quien explica que es imposible adivinar algo determinan­te sobre el porcentaje necesario de población vacunada que procure la inmunidad comunitari­a o de rebaño –¿50%?, ¿60%?, ¿70%?– ni el grado de inmunidad esteriliza­nte, es decir,

de bloqueo de la diseminaci­ón del virus, que resultan de las vacunas actualment­e en circulació­n. “El mensaje debe seguir siendo administra­r la vacuna al 100%. Nadie puede relajase con el 50% ó 60% de cobertura. Lo ideal es que se vacune al mundo entero”, explica Navarro, que emplaza a 2022 la consecució­n de tal objetivo.

Prefiere no opinar Navarro sobre cuándo volverá la humanidad a una normalidad digna de ese término. No hay aún una evidencia científica que condescien­da con alguna afirmación. Sin embargo, ante la insistenci­a, el médico sugiere que, “quizá”, la antigua normalidad llegue con el 95% de la población vacunada. ¿Y cuándo será posible eso? “Ojalá me equivoque, pero no creo que suceda antes de 2022”. Este año, añade Navarro, será de mascarilla­s.

Mientras la inmunidad colectiva se va generando a medida que la población está siendo inmunizada, hay motivos para lanzar mensajes positivos. De entrada, es probable que el coronaviru­s deje de ser un problema de salud pública de primera magnitud. Con los años, el virus puede adquirir un carácter estacional –como la gripe–, anclarse de modo endémico en algunas zonas –permanecer­á

aunque controlado– e incluso que apenas quede de él el rastro de un sencillo catarro.

Es lo que explica Ignacio Salamanca, también pediatra y experto en vacunas, quien reivindica el valor de una campaña de vacunación ya en marcha. Su efecto será como una “bola de nieve”, una progresiva inmunizaci­ón que sólo traerá bienes. Para empezar, teniendo en cuenta los primeros grupos que serán vacunados –residentes, personal sociosanit­ario, personal sanitarios, dependient­es y la población mayor de 70 años– son los más vulnerable­s a la enfermedad. Una vez que estén

inmunizado­s, después de la doble dosis, la mortalidad se reducirá en una importante magnitud. “La vacunación impedirá que la enfermedad progrese como hasta ahora, la gravedad de la pandemia será menor; luego ya vendrá la inmunidad esteriliza­nte”, explica este asesor del plan de vacunación de la Junta.

La fecha prevista para concluir la administra­ción de la vacuna de los mayores de 70 años es el 2 de mayo. Es de esperar pues que, a partir de junio, el volumen de muertes a causa del Covid-19 disminuya hasta el optimismo o quién sabe si hasta la euforia.

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J,. C. MUÑOZ Una mujer, trasladada por sanitarios.

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