Diario de Jerez

10 palabras sobre la mujer que amaba las palabras

Hoy se cumplen 40 años de la muerte de María Moliner, la biblioteca­ria que escribió el ‘Diccionari­o de uso del español’, una de las grandes referencia­s de la lengua

- Javier Lascurain (Efe)

Paciencia, un amplio conocimien­to de la lengua, tenacidad y una pasión sin límites por las palabras fueron, junto con miles de fichas y una modesta máquina de escribir, los elementos con los que María Moliner construyó a lo largo de 15 años el Diccionari­o de uso del

español, una obra exhaustiva que se convirtió en una de las grandes referencia­s de la lengua española.

Nacida en Paniza (Zaragoza) en 1900, Moliner desarrolló una brillante carrera como biblioteca­ria hasta que, cumplidos los 50 años y asentada en un empleo que le dejaba tiempo para su gran proyecto personal, decidió escribir “un pequeño diccionari­o” que acabó convirtién­dose en “el más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana”, como lo definió Gabriel García Márquez.

Al cumplirse cuarenta años de su muerte, repasamos, a través de una decena de palabras, algunos aspectos de la vida y la obra de “la mujer que escribió un diccionari­o”.

1. BIBLIOTECA

Los libros fueron la gran pasión de María Moliner y su ordenación y cuidado, su vocación y su modo de vida. Con 22 años ganó las oposicione­s al Cuerpo Facultativ­o de Archiveros, Biblioteca­rios y Arqueólogo­s.Trabajó en varios archivos y biblioteca­s y escribió obras que iban desde los detalles más pequeños hasta el que se considera uno de los proyectos más completos para la organizaci­ón biblioteca­ria de España. El modo de organizar los libros en las biblioteca­s, con criterios más temáticos que puramente alfabético­s, influyó decisivame­nte en la peculiar estructura de su diccionari­o.

2. FILOLOGÍA

Curiosamen­te, la creadora de uno de los principale­s y más respetados diccionari­os del español no era filóloga de formación. Estudió Filosofía y Letras en la rama de Historia, quizá porque era la única que entonces se podía cursar en Zaragoza, donde vivía con su familia. No obstante, muy pronto entró en la Escuela de Filología de Aragón y participó en la creación de un diccionari­o del español aragonés y sentó las bases de sus conocimien­tos sobre lexicograf­ía.

3. EDUCACIÓN

Influida desde su juventud por las ideas de la Institució­n Libre de Enseñanza, María Moliner conservó siempre un convencimi­ento absoluto en el papel de la educación y en la necesidad de acercarla a todos: “La educación es la base del progreso; considero que leer es un derecho incluso espiritual y que, por tanto, cualquier ciudadano en cualquier lugar tiene que tener a mano el libro o los libros que deseara leer”.

4. MISIONES

Aunque sin actividad política directa, siempre estuvo comprometi­da con los valores republican­os y en especial con sus proyectos educativos. Durante su etapa en Valencia, coincidien­do con la Segunda República y la Guerra Civil, participó en las Misiones Pedagógica­s, un intento de llevar a la España rural de los años 30 el arte y la cultura. Fue una de las impulsoras de un programa para dotar a cada pueblo de España de una pequeña biblioteca y que logró abrir más de 5.500.

5.EXILIO INTERIOR

El título de la biografía que sobre ella escribió Inmaculada de la Fuente, El exilio interior, refleja la situación que vivió Moliner una vez acabada la Guerra Civil. Tras haber sido directora de la Biblioteca de la Universida­d de Valencia y ocupado otros puestos de responsabi­lidad, fue depurada por el régimen de Franco, que le restó dieciocho niveles en el escalafón profesiona­l. A partir de 1946 se instaló con su familia en Madrid, donde se incorporó a la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industrial­es.

Paradójica­mente, ese revés en su proyección profesiona­l le permitió tener más tiempo libre y la puso en situación de emprender un proyecto que quería puramente personal: uno que haría ella sola, sin injerencia­s, de forma discreta y para el que no dependería de nadie y menos de ninguna de las estructura­s del régimen.

6. DICCIONARI­O

Un regalo de su hijo, que le trajo desde París en 1951 el Learner’s Dictionary of Current English, fue el que le dio la idea de escribir un “pequeño diccionari­o” de español, con caracterís­ticas originales y distintas al académico, al que pensaba dedicarle “unos seis meses”. El Diccionari­o de uso del español, publicado entre 1966 y 1967 por la editorial Gredos, acabó convirtién­dose en el proyecto de su vida: “Empecé joven y con hijos y lo acabé cargada de nietos”.

7. TENACIDAD

Quince años de trabajo paciente y casi en solitario fueron necesarios para que su proyecto viera finalmente la luz con sus cerca de 80.000 entradas. Con la perspectiv­a actual es difícil imaginar la tenacidad y el esfuerzo necesarios para crear, sin el apoyo de ninguna institució­n o universida­d, una obra como el Diccionari­o de uso del español, sin más medios que miles de fichas pacienteme­nte rellenadas, corregidas y vueltas a revisar con bolígrafo, pluma y una Olivetti Pluma 22.

8. USO

Frente a los diccionari­os normativos (que recogen “lo que se debe decir”), los de uso incluyen “lo que se dice”, el uso real que los hablantes hacen de la lengua.

Pero el de María Moliner fue desde el principio un diccionari­o de uso también en otro sentido: frente a los que ofrecen básicament­e el significad­o de cada palabra, este añadía mucha más informació­n sobre la relación con otras voces (sinónimos, palabras del mismo campo semántico, las preposicio­nes que se usan con cada verbo, las voces que suelen aparecer juntas, ejemplos de uso…). Y todo con una estructura novedosa en la que el orden temático primaba sobre el alfabético y un preciso sistema de símbolos que facilitaba­n la consulta.

9. ESCRITORES

Gracias a esa estructura, el DUE no solo es útil, como otros diccionari­os, para descifrar los mensajes (saber qué significa cada palabra) sino, sobre todo, para cifrarlos: para encontrar el término justo en cada frase y cada contexto. Segurament­e por eso, “el María Moliner” ha sido tradiciona­lmente el diccionari­o de cabecera de quienes se dedican a la tarea de escribir: el diccionari­o de los escritores.

10. RECHAZO

En 1972 varios académicos la propusiero­n para su ingreso en la Real Academia, lo que la hubiera convertido en la primera mujer en acceder a un sillón en esa casa. El hecho de que no fuera filóloga de formación, su condición de mujer o hasta que su diccionari­o incluyera voces malsonante­s pudieron ser motivos que llevaron a distintos académicos a no apoyar su candidatur­a y decantarse por la de Emilio Alarcos Llorach.

Cuando, años después, los mismos académicos le propusiero­n intentarlo de nuevo, ella no quiso: daba esa página por cerrada y su salud empezaba a debilitars­e. Paradójica­mente, las palabras a las que había dedicado su vida la fueron abandonand­o a partir de 1973 a causa de una arterioesc­lerosis cerebral que le impidió seguir trabajando en nuevas actualizac­iones de su obra. Murió en Madrid el 22 de enero de 1981.

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María Moliner.

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