Diario de Jerez

CLOONEY Se involucra en el proyecto de revisar el personaje futurista ‘Buck Rogers’

- Fátima Díaz

“Doy mi carrera por terminada, ya no espero nada”. Así de rotunda se ha mostrado Isabel Gemio en una entrevista concedida a la revista ¡Hola! La veterana periodista sostiene que ahora solo quiere disfrutar de la calidad de vida que tiene, de sus hijos y de sus amigos. “Estoy muy acompañada y con mucho amor. Solo aspiro a vivir en paz”, afirmó. Poco podía imaginar Gemio que la invitación que hizo a su compañera, y según ella amiga, María Teresa Campos, iba a desencaden­ar una tormenta mediática que la llevaría a ocupar titulares como protagonis­ta de una de las polémicas del arranque de 2021. Ahora, transcurri­dos los días, asegura que está siendo víctima de una campaña de desprestig­io en televisión por parte de la cadena con la que colabora la familia Campos y no ha dudado en ponerlo todo en manos de sus abogados. El duelo de antiguas reinas televisiva­s, en teoría, acaba aquí.

La extremeña, que acaba de cumplir 60 años el pasado 5 de enero, debutó hace casi cuatro décadas en los medios. Fue Isabel Garbí en Radio Barcelona, aterrizó en el mundo de la televisión en 1984 de la mano de Andrés Caparrós con el que compartió la presentaci­ón del concurso infantil de TVE Los sabios (seguía entonces con el apellido artístico Garbí), y posteriorm­ente pasó a Telesur con Hoy mismo.

Saltó a la fama ya como Isabel Gemio cuando sustituyó a Julia Otero en 3x4 (TVE). Presentó los míticos Lo que necesitas es amor y ¡Sorpresa Sorpresa! en Antena 3 y, en plena ola de éxito, dejó la televisión por la radio, según dijo entonces, para poder dedicar más tiempo a su familia. Durante 14 años puso voz al fin de semana en Onda Cero con Te doy mi palabra. En la radio encontró un lugar para el sosiego, lejos de la crispación televisiva. Desde la segunda línea de batalla, repasó durante más de cinco años la actualidad política, entrevistó a los escritores y empresario­s más influyente­s y navegó por la vida de las celebridad­es de mayor relumbrón. A muchas de ellas las conoció durante su época de hada madrina en ¡Sorpresa Sorpresa!, a principios de los 90. Antes había conquistad­o el amor del público, con permiso de Jesús Puente, en Lo que necesitas es amor, en el que años después confesaría no haberse sentido cómoda. Tal vez porque a ella misma el amor también le ha jugado muy malas pasadas.

Sin embargo, desde que Gemio salió de Onda Cero en 2017 –de la que no se fue “por voluntad propia”–, desapareci­ó de los medios. Ese año había recibido el Premio Ondas por su trayectori­a. Retratos con alma, un espacio de entrevista­s en La 1, supuso su regreso a la tele al año siguiente, 2018. Al pasar sin demasiada repercusió­n, Gemio optó por montar un espacio en YouTube con título similar, Charlas con alma, escenario de su última polémica con María Teresa Campos. También se centró en la fundación que lleva su nombre, que tiene como objetivos la sensibiliz­ación social sobre las distrofias musculares y otras enfermedad­es raras. Su hijo mayor, Gustavo, padece distrofia muscular de Duchenne. Tiene otro hijo, Diego.

A Isabel Gemio la acusan de mala compañera, altiva, insolente y caprichosa. La tachan de ser déspota, malhablada, inmiserico­rde y aprovechad­a. Que sus modales están tan demodé como sus pensamient­os y que la vida le ha hecho recorrer caminos angostos porque ha cortado demasiadas cabezas. Dicen que del éxito que obtuvo en televisión y por el que recibió tantos premios, ya nadie se acuerda. Ella señala que hay una campaña de acoso y derribo contra ella desde hace 15 años. La mala relación con Telecinco en general, y Jorge Javier Vázquez en particular, viene de lejos, de cuando en 2014 se dio amplia cobertura en Sálvame a la separación de la periodista y su hasta entonces pareja, Xavier Bennasar. “Yo no quiero que cambie mi relación con ella, quiero que vaya a peor. En este paraíso no hay sitio para los dos”, llegó a manifestar Vázquez. Ahora Gemio da un paso atrás –de nuevo– porque, según sus propias palabras vive “una de las mejores etapas y nadie me lo va a robar”. Una retirada, quién sabe si a tiempo o no.

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