El comité de Navantia Ferrol llama a boicotear piezas para las corbetas
● Insta al personal de Turbinas a no colaborar en la fabricación de las cajas reductoras
El comité de empresa de Navantia Ferrol hizo ayer un llamamiento al personal de la fábrica de turbinas, cuyas instalaciones están dentro del astillero, tanto propio como de la industria auxiliar, “a no colaborar en las tareas propias de las cajas reductoras” destinadas a las corbetas para Arabia Saudí que la empresa está construyendo en la Bahía de Cádiz. La representación de los trabajadores justifica esta medida en la “actual situación que está atravesando” la planta ferrolana y ante “la falta de definir un Plan industrial que garantice las inversiones precisas para la modernización de máquinas” y “la ausencia de incorporaciones que rejuvenezcan una plantilla dezmada y envejecida”.El comité espera que estas medidas “no colaborativas” hagan que la actual dirección “ref lexione sobre su falta de propuestas y su falta de diálogo en los diferentes frentes que tiene abiertos en la actualidad”.
Precisamente, uno de los sindicatos que conforman el comité de empresa de Navantia Ferrol, Movemento Alternativo Sindical (MAS), ha catalogado el primer encuentro con la nueva presidenta de la empresa, Belén Gualda, celebrado de manera telemática el pasado martes de “totalmente decepcionante, muy lejos de la realidad” del astillero. Así, afeó que la máxima responsable de la empresa, propiedad de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), no acudiera en persona “para conocer de primera mano las instalaciones, los productos y el funcionamiento de las distintas factorías, máximo cuando ya había visitado el centro de Cartagena”, en Murcia.
El sindicato también mostró su rechazo a que la presidenta les trasladara que “las únicas inversiones que se van a acometer en la ría de Ferrol son las correspondientes al taller de subbloques” pero que no está contemplado “ni el dique cubierto, ni inversiones para carenas, ni para turbinas y ni siquiera para el astillero de Fene”. Los trabajadores aseguran que, según el plan estratégico firmado en 2018, dichas mejoras son “imprescindibles para hacer viable” este astillero, al mismo tiempo que criticaron que Gualda dice que no tienen “derecho a quejarse” porque “según ella tenemos el proyecto más ambicioso de Navantia --en alusión a las fragatas F-110-- y la digitalización de los programas de la compañía”.
Por su parte, fuentes de Navantia detallaron que en el encuentro de la presidenta con el comité de empresa reafirmó su “compromiso” con todas las líneas de negocio de la compañía. Además, destacó que, en el caso de turbinas, que tiene carga de trabajo, se están explorando nuevos negocios que ofrecen un alto potencial, principalmente en el sector de las energías renovables, ámbitos que están recogidos en el Plan estratégico de la compañía.
No es el primer desencuentro entre astilleros que tiene como protagonista el contrato de las corbetas. Hace un mes, el comité de Navantia Puerto Real impidió por unas horas el embarque de uno de los bloques fabricado en el astillero rumbo a San Fernando para exigir el cumplimiento del plan estratégico y la asignación de carga de trabajo a la factoría. Hay que recordar que Puerto Real se encarga de 31 bloques de las corbetas, el 45% del total, pero aún no ha materializado ningún contrato de construcción naval desde la finalización de los petroleros para Ibaizábal. La factoría está a la espera de que se formalice el encargo del BAM-IS para la Armada, un proyecto que cuenta con una partida de 53 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado de 2021.
La representación sindical exige a la empresa inversiones y carga de trabajo