Diario de Jerez

LA INSOPORTAB­LE LOSA DEL PP

- EDUARDO OSBORNE www.paisajeurb­ano.org

EL domingo habrá elecciones en Cataluña, y los sondeos hablan de un tripe empate entre el PSC, ERC y Junts, lo que abre un cierto margen de posibilida­des para determinar finalmente al vencedor, que reducirá la solución final a dos posibilida­des, a cual peor: una reedición de la coalición independen­tista que ha venido mal gobernando desde las elecciones de 2017 derivadas del 155; o un nuevo ensayo del tripartito de triste recuerdo, escenario por el que suspiran en la Moncloa y que en cierta manera apostilla la hoja de ruta marcada por el tándem Sánchez/Redondo.

Pero si el vencedor no está nada claro, el perdedor viene ya con el nombre puesto: el Partido Popular. Estas elecciones de previsible baja participac­ión y un entusiasmo más que discreto guardan sin embargo en la retranca una carga de profundida­d de consecuenc­ias imprevisib­les para el Partido y, de paso, el liderazgo de Pablo Casado. A su sempiterna irrelevanc­ia en la comunidad se le une la amenaza cierta del sorpasso de Vox, fuerza hasta ahora residual pero crecida entre los errores de unos y las impresenta­bles agresiones de otros.

Esta falta de pulso del partido en Cataluña podría entenderse como una cuestión secundaria sino fuese porque coincide en el tiempo con un nuevo capítulo de esa serie interminab­le que es la corrupción en el PP, una losa que se llevó por delante a Rajoy amenaza con hacerlo también a los que han venido detrás. Las próximas sesiones del juicio por los enjuagues de la Kitchen, convenient­emente aderezadas, supone una carga demasiado pesada incluso para gente que a priori no tiene responsabi­lidad alguna en una financiaci­ón gestionada durante demasiados años con una una generaliza­da falta de ética difícil de comprender.

En septiembre, Casado sorprendió a todos desmarcánd­ose de las posiciones más conservado­ras para reorientar su estrategia a la ocupación de ese gran espacio de centro que han ido dejando entre el declive de Ciudadanos y las malas compañías del PSOE. Un giro interesant­e, que podría tener cierta continuida­d con un discreto acercamien­to al nacionalis­mo más pactista que vuelve la cara cuando ve a Junqueras abrazándos­e con Otegui. Sólo un partido fuerte de centro derecha que sea capaz de abrir cauces de colaboraci­ón con otras fuerzas puede acabar con las pesadillas de Frankenste­in. ¿Será Casado su líder? El domingo, el primer capítulo.

Las elecciones del domingo en Cataluña guardan una carga de profundida­d de consecuenc­ias imprevisib­les para el PP

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