VÍCTIMAS COLATERALES DE CATALUÑA
EL objetivo de las elecciones catalanas no era España, pero su resultado le afecta en mucha mayor medida que las que se llevan a cabo en otras comunidades. Porque desde hace demasiado tiempo España padece la tabarra nacionalista e independentista catalana. Que, desde que su corrupción interna reventó a CiU y la deshizo en 2015, ha abandonado el camino de la negociación y la presión –el famoso seny catalán– para tomar el peligroso rumbo de ese golpismo anticonstitucional llamado procés. Todo empezó tres años antes cuando en diciembre de 2012 la aún existente CiU de Mas y la ERC de Junqueras firmaron el pacto de gobernabilidad que incluía un referéndum de autodeterminación. Más de ocho años han pasado y la cuestión no ha hecho sino agravarse hasta reventar el 7 de septiembre y el 1 y 27 de octubre de 2017.
El resultado de las elecciones sigue agrandando la brecha entre los catalanes y el conflicto entre Cataluña y España. Decidirá ERC: peligro, inestabilidad y tensión. Le ha ganado en votos y empatado en escaños, pero no en capacidad de decisión, el PSC o más bien Illa: refuerzo de Sánchez que se beneficia de este tanto, del fracaso del PP, de la catástrofe de Ciudadanos (¡qué poco pundonor demuestra Arrimadas al no dimitir!) y de la definitiva ruptura de la derecha en tres con caída de centristas y liberales y subida de populistas en el caso catalán. Todos los periódicos nacionales coinciden en que ganó el independentismo. Una mala, muy mala noticia para España, enfrentada a problemas infinitamente más graves y urgentes que el egoísmo visionario catalán. Y todos coincidían en que Sánchez sale reforzado. Otra mala noticia para quien no comulgue con ruedas del molino partidista. Da que pensar esta coincidencia entre la victoria independentista y el refuerzo de Sánchez.
En la malísima situación que vivimos –una epidemia como no se ha sufrido en un siglo, una crisis económica mundial como no se vive desde 1929 y un desplome de la economía española como no se ha sufrido desde la Guerra Civil– el resultado de estas elecciones convierte a todos los españoles, por distantes que se sientan de la tabarra catalana, en víctimas colaterales de Cataluña, donde los ciudadanos han dado mayoritariamente sus votos a partidos encabezados por el pésimo gestor de la pandemia y encarcelados o prófugos por atentar contra la Constitución.
Los catalanes han votado a los partidos del pésimo gestor de la pandemia, encarcelados y prófugos