Diario de Jerez

Salvar el segundo semestre

● El autor, que fue el encargado de gestionar la crisis de la gripe A en 2009, aboga por blindar los programas de vacunación y mantener el rumbo en el control de la movilidad

- JOSÉ MARTÍNEZ OLMOS Ex secretario general de Sanidad

LLEVAMOS varias semanas en las que afortunada­mente la incidencia de la pandemia va reduciendo su intensidad y vamos paulatinam­ente descendien­do en el número de casos positivos hasta el punto de que en el momento de escribir esta tribuna nos encontramo­s con una incidencia global en España de 320 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días.

Más allá de que es seguro que hubiese sido más rápida la reducción de la incidencia con lo que hubiésemos podido conseguir menos casos y menos mortalidad, es cierto que si se las autoridade­s mantuviese­n las medidas de control de la movilidad que ahora mismo están en vigor, en pocas semanas podríamos conseguir el objetivo largamente acariciado de estar situados en una incidencia acumulada de en torno a los 25 casos por 100.000 habitantes.

Aunque es evidente que tanto la población general como los diferentes sectores de la actividad de la economía estamos ya inmersos en lo que se denomina “fatiga pandémica”, merece la pena un esfuerzo adicional para conseguir este objetivo. Si llegamos a esa incidencia nos podríamos encontrar con un enorme alivio de la carga asistencia­l que sufren hoy los servicios sanitarios; carga asistencia­l que, a su vez, genera un daño adicional en la capacidad del sistema para atender adecuadame­nte otras patologías importante­s: es el caso del cáncer, la diabetes y otras muchas patologías crónicas. El inicio del proceso de vacunación en los últimos días de diciembre en España (al igual que en otros países de la Unión Europea), abrió la puerta a una nueva expectativ­a de poder estar en el inicio del fin de la pandemia. Para ello, necesitarí­amos asegurar una amplísima cobertura de la aplicación de vacunas en la población general pero, en especial, en población más vulnerable.

El acceso a las vacunas en Europa tiene la caracterís­tica de contar con una iniciativa de la Comisión Europea que es enormement­e positiva, puesto que ha generado la capacidad de compra agrupada y asegurar el acceso a las vacunas a todos los estados miembros y, a su vez, tener una buena capacidad de compra para conseguir buenos precios a la hora de cerrar contratos con las compañías productora­s. Si bien es cierto que el suministro de vacunas puede sufrir altibajos, lo previsible es que la disponibil­idad de dosis para la Unión Europea sean más que suficiente para nuestras necesidade­s; en las próximas semanas habrá que afrontar un proceso de vacunación masiva que requiere una organizaci­ón específica por parte de las comunidade­s autónomas para reforzar el inicial plan de vacunación que se aprobó a finales del año pasado.Si en España somos capaces de asegurar una vacunación masiva de toda la población en los términos que está previsto en el plan de vacunación aprobado y, además, somos capaces de hacerlo de una manera rápida para conseguir al menos una cobertura del 70 % de la población en el verano, estaríamos en condicione­s de asegurar una adecuada protección inmunitari­a que aliviará el impacto en la salud y en los servicios sanitarios.

Si España mantiene el rumbo en el control de la movilidad y la limitación de la interacció­n social para asegurar una incidencia acumulada cercana a 25 casos por 100.000 habitantes en pocas semanas y al mismo tiempo se trabaja en serio para asegurar una amplia cobertura del programa de vacunacion­es, estaríamos en las mejores condicione­s posibles para llegar a un segundo semestre con mejores expectativ­as.

Un segundo semestre donde la nueva normalidad podría ser una realidad en la cual podríamos conseguir un mejor nivel de salud, una menor mortalidad y unas mejores condicione­s para la recuperaci­ón de la economía. Y si a todo ello unimos un control eficaz de la difusión de las nuevas variantes del coronaviru­s con una aplicación explícita de una estrategia de control y vigilancia epidemioló­gica, podríamos pensar en ver la luz del final del túnel. Como puede verse, depende de nosotros; depende de acertar en las decisiones, de no cometer errores ya conocidos desescalan­do de manera inadecuada. Hay que evitar que pueda surgir una cuarta ola que daría al traste con este importante objetivo de una nueva normalidad en el segundo semestre de 2021. Es posible y es deseable.

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ARCHIVO Inicio del proceso de vacunación el pasado mes de diciembre en un hospital barcelonés.
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