Fundador reconoce a cuatro generaciones de los Tarrío, más de 100 años en la bodega
La bodega reconoce a cuatro generaciones de los Tarrío por sus más de 100 años vinculados a la bodega
Bodegas Fundador ha conmemorado y reconocido el trabajo realizado durante más de 100 años por cuatro generaciones de empleados, todos ellos miembros de una misma familia y a los que ha otorgado una placa conmemorativa en un acto íntimo.
La familia Tarrío ha acompañado durante estas cuatro generaciones a la compañía, donde hijo, padre, abuelo y bisabuelo, todos ellos llamados Manuel, han compartido oficio y trabajo de forma consecutiva.
Esta extraordinaria historia comenzó alrededor de 1900 con Manuel Tarrío Domínguez, el primero de los miembros de esta generación empezó a trabajar desde muy joven, en medio de la crisis del sector provocada por la filoxera, y llegó a ser capataz de bodega gracias a sus elevadas habilidades y actitudes de liderazgo. En el bisabuelo de los Tarrío ya estaban presentes la destreza, pasión y profesionalidad que han caracterizado a sus descendientes en estos 100 años de historia de la bodega.
Manuel Tarrío Gálvez, de la segunda generación de esta familia, se incorporó a la bodega en 1935, también en un periodo difícil, ya que un año más tarde comenzaría la Guerra Civil en España, seguida de la recesión económica durante la posguerra. El abuelo desempeñó su labor como arrumbador, encargado de cuadrilla y capataz de bodega hasta su jubiliación, puestos en los que demostró ser una persona seria y amante de su trabajo.
Se encargó además de enseñar el oficio de arrumbador a su hijo Manuel Tarrío Cudet, la tercera generación de este clan familiar, que vivió una época de muchos cambios y transformaciones del negocio, donde se pasó de las prácticas tradicionales a las nuevas técnicas enológicas, así como la inicial expansión del sector de los años sesenta. Trabajó en Bodegas Fundador 40 años, siendo todo un ejemplo de sabiduría bodeguera y sacrificio por su profesión.
Finalmente, Manuel Tarrío Cordero, que encarna la cuarta generación, se incorporó en 1997 como arrumbador. Su padre fue su maestro y gracias a su generosidad, confianza y esfuerzo aprendió el oficio que sigue desempeñando a día de hoy con habilidad, rigor y pasión.
Probablemente, muchas prácticas, tradiciones y conocimientos fueron creadosy difundidos hasta nuestros tiempos por estas cuatro generaciones de ‘Tarríos’, asegura la bodega con motivo del homenaje, acto íntimo en el que han estado presentes Manuel Tarrío Cudet
Manuel Tarrío padre e hijo –arrumbador de la casa– reciben una placa conmemorativa
y Manuel Tarrío Cordero (padre e hijo), junto al director general de Bodegas Fundador, Rafael Rendón, y el director de Recursos Humanos, Antonio Rivas.
Rendón ha reiterado su agradecimiento a los miembros de esta familia, al tiempo que ha manifestado que “es un hito y todo un orgullo para Bodegas Fundador tener a cuatro generaciones de trabajadores con nosotros, siendo los precursores de toda una auténtica generación de bodegueros y el fiel reflejo de una estirpe que ha sido gran parte de la propia historia de nuestra bodega durante más de 100 años. ¡Todo un prestigio y satisfacción para todos nosotros!”.