Un regreso costalero con ilusión y ganas es lo que predicen los capataces
Se reconoce que hay desánimo e intentan mantener el contacto con su ‘gente’ aunque sea de forma virtual
Si en el mundo de las hermandades hay un sector que vive con más intensidad la convivencia y el contacto estrecho e incluso comparten una experiencia común e intensa ese es el de los costaleros, capataces y auxiliares de estos. Cuando estamos ante dos años seguidos sin salidas, hemos testado con tres capataces la situación actual y lo que puede venir, además de cómo se las ingenian para mantener el contacto con sus cuadrillas. Martín Gómez, que manda pasos todos los días de la Semana Santa, considera que “nadie tiene claro de cómo va a afectar dos años en blanco a la Semana Santa en general y al mundo costalero en particular”. Subraya que ese mundo bajo los faldones “se fundamenta en una relación intensa. En dos años la gente se ha desapegado. Se hecha en falta el no poder vivir la salida procesional con los que la viven en las trabajaderas”, pese a los intentos por mantener el vínculo interactuando con medios digitales. Apostilla que “la idea de poder mantener una cohesión más intensa o eficaz resulta muy difícil dadas las circunstancias”.
En cuanto al futuro y la afección de todo esto al costalero, manifiesta que “hay quienes dicen que volverán con más fuerza. Pero también hay que tener en cuenta a los que tenían poco apego y que a causa del parón, les desaparezcan las pocas ganas que tuvieran”, y añade que “en dos años las circunstancias personales de cada uno pueden haber cambiado radicalmente ya sea en salud, en situación laboral o en cualquier otra circunstancia como, también hay que decirlo, a los que se les haya pasado la calentura”.
“Como cofrade y cristiano espero más fuerza y ganas cuando volvamos. De las mías no tengo ninguna duda”, sentencia. Gómez llama la atención sobre el papel en todo esto de las juntas de gobierno: “también deberían dar un paso adelante analizar la situación para reinventarse para reenganchar a la gente y no dar la posibilidad del olvido; no solo preocuparse de recordar la papeleta de sitio y la acción social, cultos virtuales. etc”.
Otro capataz, Jaime Racero que saca tres pasos, considera que “en general, noto algo de desánimo costalero con la situación actual. Creo que nuestra vuelta al trabajo va ser muy ilusionante y dura a la vez, pero estamos preparado para ello”. En el hoy dice que “mantenemos contacto online con todas las cuadrillas, manteniendo e incrementando el trabajo en redes sociales con vídeos, fotografías, etc… Mi equipo y yo desde los inicios hemos apostado por ellos ya que es el futuro, incluso algún costalero me ha nombrado Capataz 2.0”.
Racero va más allá, “mantenemos contacto y preocupación por el estado de salud de nuestra gente y su familias. Incluso hemos realizado ayudas para compañeros que lo necesitan. Es lo que verdaderamente importa”. Además se han preocupado de “tener informado a las cuadrillas de los cultos y actos de las cofradías en esta Cuaresma, y animarlos a que participen en ellos”. En pocas palabra, este capataz intenta “mantener la llama viva, hay que seguir siendo costalero en pandemia, hay que seguir apretando los dientes y camino al frente en esta dura chicotá de la Vida. Siempre con humildad, trabajo y corazón”.
El capataz Ezequiel Simancas manifiesta que “no es plato de buen gusto lo que nos toca vivir, porque la incertidumbre se apoderó de nosotros. Está claro, que las cofradías son un fiel reflejo de lo que ocurre en nuestra sociedad”.
A su juicio, en la parcela del costalero “el ambiente que se respira es triste e incluso dependiendo de los días, desesperanzador. Un costalero vive de sus vivencias, sin ellas, es difícil mantener la llama viva. Es ahora cuando los capataces, tenemos que serlo aún más. El capataz tiene que tener esa comunión con su gente en lo moral, económico y mostrar cercanía tendiendo la mano”. Simancas considera que se debe “potenciar el grupo humano, es la hoja de ruta a seguir, recordar lo vivido para alimentar esa importante parte de afición que vive en el costalero”. Subraya que “cuando volvamos, que será muy pronto, disfrutaremos y valoraremos mucho más. Y con casi total seguridad, la figura del costalero tan denostada en las cofradías cambie”.
Cuenta con un equipo de auxiliares “que saben la importancia de estar ahora. Por ello, volveremos con un amplio abanico de iniciativas no sólo de cara a las cuadrillas que tenemos la responsabilidad de atender, extendiendo todo lo que tenemos pensando llevar a cabo a un mayor número de costaleros y cofrades posibles”.
“Como cofrade y cristiano espero más fuerza y ganas cuando volvamos”
“Intentamos mantener la llama viva. Hay que seguir siendo costalero también en pandemia”.