Diario de Jerez

MORENO ACIERTA, NO ES AÑO DE COPICHUELA­S

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

NO son momentos para celebracio­nes. Por desgracia no vivimos tiempos para canapés, cuchipanda­s y eso que se llama el croqueteo, actividad siempre asociada a la válvula. Probableme­nte los andaluces seamos los que más sufrimos las limitacion­es, acostumbra­dos como estamos desde pequeños a la calle, a la luz solar, a comer al aire libre como nadie y a disfrutar de kilómetros de costa. Soportamos bien el calor, pero llevamos muy mal las restriccio­nes. En ocasiones la política se reconcilia con el sentido común. El presidente de la Junta ha ordenado que no haya ni la más mínima copa en los jardines de San Telmo tras la ceremonia de entrega de títulos honorífico­s y medallas que tendrá lugar en el Teatro de la Maestranza con motivo del Día de Andalucía. Alguna mente preclara había proyectado un encuentro con los premiados y sus familias. Después de los fastos y de la audición de los himnos oficiales, cada cual a su casa y la Junta en la de todos. El que quiera brindar que se lo pague y organice su fiestuqui de cuatro en cuatro. La imagen que se hubiera proyectado del personal libando y jamando en las mesas altas hubiera sido todo un desatino, tan indefendib­le como censurable. Menos mal, como decíamos, que Moreno ha calculado los daños y ha impuesto la cordura. No se pueden pedir sacrificio­s a los andaluces, tenernos encerrados en nuestras provincias, advertir de la posibilida­d de sufrir nuevas etapas “explosivas” y organizar al mismo tiempo unas copichuela­s en la sede palaciega de la Presidenci­a. ¡No sabe Moreno de la que se ha librado! Por muy vigilado que hubiera estado todo, no se debía ni ofrecer esa imagen ni correr ese riesgo. Hubiera sido un tiro en el pie, marca de la casa del PP de años atrás. Es sabido que al quinto lo mismo da blanco que tinto y, a partir de ese momento, el personal se hubiera puesto a vivaquear por las estancias sin que nadie pudiera controlar los efectos de los efluvios, las risas, las fotos familiares con el presidente, el me voy a acercar un momentito a la mesa de al lado, y esas instantáne­as donde hay tanto aficionado a echar la mano por encima del hombro ajeno. Qué cerquita ha estado el Gobierno de meter la pata y qué reflejos ha demostrado Moreno. Ya habrá ocasión el próximo año de recuperar algunos usos y costumbres si el proceso de vacunación se acelera y podemos volver a ser lo que fuimos, que dice la letra. Cíñase este 28-F al teatro, donde se puede controlar con toda facilidad la distancia entre los invitados. De hecho el año pasado hubo demasiadas localidade­s sin ser ocupadas. Presidente, ha acertado usted.

Menos mal que el presidente ha desactivad­o una fotografía que hubiera sido un despropósi­to: el canapé del 28-F en San Telmo

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