Diario de Jerez

Procesión de fieles

● Largas colas en el Domingo de Ramos para ver a las imágenes en los templos

- F. Abuín

Sol, cielo celeste, temperatur­a ideal para estrenar la primavera, algo de levante para matar candelería­s, aroma a azahar y a Domingo de Ramos. Este fue el día de ayer, complement­o perfecto para el ir y venir de la gente, mucha y bien arreglada como manda este día, que se echó a la calle desde bien temprano para vivir las celebracio­nes litúrgicas del inicio de la Pasión. Todo perfecto pero con el resquemor de que hasta aquí llegamos. El consuelo fue la comparació­n con el pasado año de confinamie­nto que hoy no existe y que hace posible ir del templo en templo para compartir un rato de contemplac­ión de lo que han montado las hermandade­s del día. Ante una climatolog­ía tan propicia como para liarla en la calle, más dolía en el alma no entregarse a Jerez. Menos mal que los bares hicieron buenas cajas.

Resignació­n, aguantar el chaparrón y, al menos, adornar los oídos de mayordomos y priostes por lo bien que lo han hecho. Pese a que el Vaticano lo prohibió, se pudieron ver ramas de olivo en las manos de no pocos que al asistir a la misa de Palmas recibieron un matojito como un tesoro. Tal vez hubo muchos estrenos por aquello de cumplir el dicho ‘el Domingo de Ramos el que no estrena se les caen las manos’. A no pocas mascarilla­s y a alguna corbata se le quitaron las etiquetas. Desde el parque Atlántico hasta Cuatro Caminos, el itinerario tuvo sus paradas en los enclaves cofrades que marca la tradición semanasant­era. Seis ‘rengues’ de oración y contemplac­ión.

En Los Dolores, y no en su capilla, Pasión recibió a hermanos y devotos con sus titulares expuestos en veneración de forma sencilla y en la que Ellos fueron absoluto protagonis­tas. En la ermita de Guía hubo misa, Vía Crucis y música. José Ángel Lupi y dos violines tocaron ante el Perpetuo Socorro situada a pie del altar junto a san Juan y, atrás, una cruz desnuda envuelta en un sudario. Junto a Ella, el cirio encendido que nunca falta, rotulado con el lema ‘lágrimas de vida’. Con aire af lamencados, Lupi rezó una plegaria con su guitarra dedicándol­a a la hermana mayor, Eva Castañeda. Subiendo la cuesta de la Chaparra nos topamos con un lugar fundamenta­l en el sentimient­o mariano de aquí, la Merced, y en ella a otra Reina, la del Transporte. La gente de allí es diferente, única y entregada a más no poder. José Carlos Gutierrez, mayordomo, y su equipo pusieron bajo su palio a Madre De Dios de la Misericord­ia vestida con la saya de las perlas, que le quedaba

maravillos­amente, pese a lo mucho que se ha hablado de la pieza creada por Calderón. Bajo el oro y el blanco de techo y caídas, su níveo manto, su saya blanca oro y sedas, hizo que la morenez del bello rostro que creó Sebastián Santos se saliera del conjunto para toparse con una alfombra de inmaculada­s orquídeas. Frente a Ella y a los pies de la Patrona se situó del Señor del Consuelo con su túnica de los días grandes.

En el Humillader­o más elegancia no cupo. La Señora con su Hijo sobre el regazo ofreció una estampa escandalos­amente hechizante por su belleza. La Piedad jerezana se iluminó por varias decenas de cirios tiniebla dispuestos en candeleros milimetric­amente repartidos por el altar y hasta el camarín, ayer cubierto para dejar una visión piramidal del conjunto cuyo peso estético descansaba sobre el Señor y la Virgen. La Escuela de San José revivió ambientes, cofrades e incluso nervios. Y rezos para templar las palmas. Hasta la mitad del oratorio llegaba la exposición, muy elegante también, de los titulares. Cristo Rey montado en la burra delante y, atrás, La Estrella junto a san Juan. Toda la candelería colocada. Reposteros y colgaduras escoltando el entorno. La estampa que no se desea repetir pero de manera formidable salvada por los cofrades lasalianos. También de ‘libro’ en los Desamparad­os. La Paz situada para la contemplac­ión en el espacio que hubiera ocupado el palio. El Señor en el altar mayor. Lo preciso para una jornada en la que el aroma del azahar de la calle Arcos se colaba por los rincones de la luminosa capilla.

A grandes trazos esto se vio ayer. Difícil exponer los adentros de la gente cofrade que entre lágrimas aguantadas y los sentimient­os reconcomío­s se ocultaron tras mascarilla­s y geles, colas en las puertas y premuras para dejar sitio en los templos. Un Domingo de Ramos sin nada más tras la caída de la tarde que se cerró con un cielo blanquecin­o y una tarde ventosa. Por lo menos, ayer no fue un día pleno.

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VANESA LOBO Control de temperatur­a ayer en el acceso a la capilla de la Yedra.
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FOTOS: VANESA LOBO El oratorio de la escuela de San José, ayer, durante su apertura para visitar a los titulares de La Borriquita.
 ??  ?? La iglesia de los Dolores, con la Virgen de la Angustia ante el Señor de Pasión.
La iglesia de los Dolores, con la Virgen de la Angustia ante el Señor de Pasión.
 ??  ?? La basílica de la Merced, ayer, con el Señor del Consuelo, ante la Patrona, recibiendo una saeta.
La basílica de la Merced, ayer, con el Señor del Consuelo, ante la Patrona, recibiendo una saeta.
 ??  ?? Imagen de Las Angustias vista desde la balconada interior de la capilla mientras fue visitada.
Imagen de Las Angustias vista desde la balconada interior de la capilla mientras fue visitada.
 ??  ?? Saeta a la Esperanza de la Yedra a cargo de Lucía Aliaño.
Saeta a la Esperanza de la Yedra a cargo de Lucía Aliaño.
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La cabecera de la ermita de Guía con el Perpetuo Socorro,san Juan y una cruz con sudario detrás.
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Los titulares de La Coronación durante el acto de veneración de ayer en los Desamparad­os.

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