La aparición de una quinta variante añade incertidumbre en Andalucía
La cepa británica predomina con un 65% de presencia en los diagnósticos Las nuevas formas del virus son como mínimo más contagiosas
Al peso que supone la vida durante una pandemia y a los obstáculos surgidos durante los primeros tres meses en la campaña de vacunación se añade estas semanas la irrupción de nuevas variantes del coronavirus. No es más que un problema más, en este caso de origen natural. La presión selectiva en el planeta, la adaptación evolutiva de las especies, así lo obliga. El virus, provisto de las mutaciones adecuadas, está entrando en una fase de supervivencia más provechosa, que es justo lo contrario al provecho de la vida de la que disfruta la especie humana. Más transmisión, más letalidad y resistencia frente a la inmunidad de la infección y de la vacuna son cuestiones que están siendo investigadas y, ante los cuales, los dirigentes no dejan de alertar de sus consecuencias. Así lo hizo ayer el presidente andaluz, Juanma Moreno, quien informó de la detección en Andalucía de una quinta variante del coronavirus. Sin más detalles. La Junta no proporciona pormenores al respecto, pero, por si acaso, volvió a pedir cautela durante estos días de fiestas pascuales.
Las variantes del SARS-CoV-2 que circulan actualmente en Andalucía son, además de la llamada ancestral –la predominante hasta diciembre y enero–, la británica –predominante ahora–, la ugandesa, la sudafricana y, según los últimos datos, una quinta cepa cuyos detalles no han sido difundidos la Junta de Andalucía, que no ayuda a la hora de reducir la incertidumbre.
No creen los virólogos que este coronavirus cree individuos mutados capacitados para modificar significativamente la evolución de la pandemia. Sin embargo, preocupa la existencia de cepas originadas en distintas parte del mundo, sin relación entre sí, que han mutado su estructura con un mismo patrón. Para los especialistas, este factor es un indicio de que el SARS-CoV-2 está encontrando herramientas evolutivas para adaptarse mejor a un ambiente con cada vez menos gente vulnerable –más gente infectada y más gente vacunada–. Así lo explica el Ministerio de Sanidad en el último informe sobre las variantes de preocupación. Las mutaciones son armas adaptativas de los virus. Las que están identificadas, a falta de investigaciones concluyentes, son como mínimo más transmisibles. Así es la variante británica.
La B.1.1.7 o cepa británica está detectándose en Andalucía en un 65% de los casos diagnosticados, según las estimaciones del último informe de Sanidad publicado el viernes. Siendo por tanto el espécimen predominante en la comunidad autónoma, cabe recordar que sus características, a falta de nuevas evidencias, son las de un “aumento de la transmisibilidad” –más habilidad para el contagio–, “un posible incremento de letalidad” y, entre otras cuestiones, “una ligera reducción de la efectividad vacunal”. Ante esta evidencia científica provisional, las autoridades no hacen sino recomendar precaución en los contactos sociales y los viajes.
Sin información sobre la nueva cepa –la quinta variante anunciada ayer por Moreno–, es la variante sudafricana la que más inquietud provoca a causa de la “reducción de la efectividad de la vacuna” que provoca. Esta cepa, no obstante, era hasta ahora residual. Falta conocerse cómo interactuará con sus hermanos en circulación, incluida esa quinta variante desconocida. El asunto de las reinfecciones y la efectividad real de las vacunas están en juego.