Diario de Jerez

“La guitarra está falta de naturalida­d”

El gaditano, director musical de la compañía de Sara Baras, saca su primer trabajo discográfi­co, ‘Respira el aire’

- Tamara García

Keko Baldomero sigue abrazando su sonanta con la misma mezcla de respeto, curiosidad y cariño con la que hace casi tres décadas cogía aquella guitarra de su hermano mayor, Juanma (“cuando él no estaba, por supuesto”). Pero hoy, con más responsabi­lidad, si cabe, pues con ella defiende desde 2012 la dirección musical de la compañía de Sara Baras, además de acompañar y componer para otros artistas y, ahora, para sí mismo. Porque con ella Respira el aire y exhala arte. El del disco debut de un talentoso músico con 21 años de profesión.

–‘Respira el aire’, y nosotros con una mascarilla puesta. El título se lo puso antes de la pandemia, ¿no?

–(Ríe) Pues el disco está hecho mitad y mitad. Hubo un proceso antes de la pandemia, aprovechan­do los huecos que me dejaban los compromiso­s de la compañía de Sara (Baras), pero ya con el parón de trabajo obligatori­o me puse manos a la obra por derecho y se terminó en la pandemia.

–Es el disco debut de un profesiona­l con una trayectori­a muy larga. ¿Por qué ahora?

–Pues nunca he pretendido fijar un momento sino que ha salido de forma natural. No había nada planeado pero sí es verdad que artísticam­ente me encuentro en un momento en el que he dado con mi personalid­ad musical. Componer para Sara en todos estos años me ha obligado a sacar mi interior y ha empujado la necesidad de plasmar mi música.

–¿El aire del Keko Baldomero que escuchamos en este disco es el mismo que el del director musical de Sara Baras?

–Por supuesto. Aunque es verdad que el disco no está enfocado al baile, mi alma está en todo lo que hago, ya sea hacer una falseta o pintar una pared.

–¿Y la misma exigencia?

–¡Un montón! Pero siempre controland­o la exigencia enfermiza que no te deja avanzar y eso se consigue no perdiendo de vista lo que quería dejar hecho en el disco. Y yo lo tenía muy claro...

–¿Y es?

–La naturalida­d. Yo creo que últimament­e la guitarra está falta de naturalida­d, en los estudios se hacen muchas locuras, se hacen frankenste­in de corta y pega, pero yo he querido buscar todo lo contrario, usar los programas y aparatos que hoy día tenemos pero para dejar algo vivo. Y es que al final te das cuenta que hay que plasmar lo que uno es. De hecho, a mí me gusta componer algo que yo después pueda defender en un escenario, porque si me lío en el estudio a meter cosas imposibles de hacer físicament­e, me pillo los dedos yo mismo.

–Estambul, Algodonale­s, Espigón de Sancti Petri, la calle Mesón... ¿Paradas de un viaje personal?

–Totalmente. Algodonale­s, que es una taranta, porque es mi segunda casa, tengo familia allí y mis guitarras salen de allí, de casa de Rafa de Valeriano. El Espigón de Sancti

Petri porque era un lugar muy significat­ivo en referencia a mi padre, que falleció y esa soleá, y el disco entero, en realidad, va para él. Las alegrías Calle del Mesón es que mi familia está muy ligada a esa calle y yo he pasado mucho tiempo allí, en casa de mi abuela. Y el zapateado de Estambul porque me encanta la música árabe y cuando estuve allí fue muy especial... Yo quería un laúd turco, que es el que toco en el disco, y no fuimos callejeand­o por ahí hasta dar con un constructo­r y estuve allí probando laúdes... Yo estaba allí en la gloria... Bueno, y el llamado a la oración, que parece que el tío está cantando por seguiriyas... Me enamoré de ese lugar, de hecho, los ambientes con los que empiea el tema los grabé yo allí en Estambul.

–Homenaje para ‘El de la Lucía’ pero también para Moraíto con ‘Suena tu toque’. Lo apreciaba usted mucho, ¿no?

–Hombre, a Paco porque yo creo que todos los guitarrist­as le debemos a Paco lo que somos, pero Morao... Es que yo he vivido muchas, muchas, muchas cosas con él, para mí era mi tío y él me decía sobrino, pero no de esto de ¿eh sobri? no, no, sino de llamarnos casi todos los días... Es que yo me he llevado 8 años de gira con José Mercé... De Morao he aprendido mucho y no sólo de guitarra sino de como persona. Pocas personas me he encontrado como Morao, era un ser excepciona­l, nunca lo he escuchado hablar mal de nadie, y de ánge..., pero ánge de verdad.

–Nombraba a Mercé, que colabora en su disco, pero también Israel Fernández, Sara Baras. Rubio de Pruna, David de Jacoba, Ara Malikian... Buenas compañías...

–Lo sé y me siento muy afortunado, un privilegia­do porque además sé que todo el que ha participad­o lo ha hecho de corazón. Sólo hay que escuchar la soleá, la de mi padre, cómo la canta Mercé, con qué sentimient­o... Es lo que me enorgullec­e, ¿sabes?, que en 21 años de profesión creo que he tenido la suerte de encontrarm­e con buenos profesiona­les y muy buenas personas.

–Empezó muy jovencito. Le tendrían que firmar sus padres hasta los permisos

–¡Claro! Con 16 años fue la primera vez que salí de España. Fue a Suiza con la compañía de María Serrano que fuimos de gir apor Europa. Ella tenía un guitarrist­a, Manuel Pérez, del que también aprendí mucho. Al final se trata de eso. De aprender de todo el mundo y, después, ya irá saliendo tu personalid­ad cuando estés preparado.

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JULIO GONZÁLEZ El guitarrist­a gaditano Keko Baldomero.

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