Uno de cada cuatro autónomos andaluces no quiere serlo
Un estudio de la Fundación La Caixa revela que el 25%, unos 130.000, trabaja por cuenta propia por necesidad y no por elección La media en España es del 21,7%, una de las más altas de la Unión Europea
Los autónomos involuntarios –es decir, aquellos trabajadores por cuenta propia que lo hacen por necesidad (y no por elección) o porque sus antiguos empleadores así se lo pidieron– alcanzan un porcentaje del 21,7% en España y del 25% en Andalucía, bastante por encima de la media europea del 16,9%. Esto quiere decir que uno de cada cuatro autónomos en nuestra región no desearía serlo, según el artículo El autoempleo voluntario y dependiente en España publicado por la Fundación La Caixa y elaborado por Raquel Carrasco, de la Universidad Carlos III de Madrid, y Virginia Herranz, de la Universidad de Alcalá.
Los autores explican que han elaborado su estudio a partir de los datos de la Encuesta de Población Activa de la Unión Europea correspondiente a 2017. Este sondeo incluyó datos ad hoc sobre este colectivo, que fueron publicados por primera vez en julio de
Unos 25.000 son dependientes o falsos autónomos, al trabajar para una única empresa
2019 para la investigación académica.
Con los porcentajes arriba señalados, el número de autónomos que no desean serlo en Andalucía ascendió en 2017 a unos 132.000. No hay datos más recientes, pero si extrapolamos el mismo porcentaje a 2020, obtendremos que ese número se elevó a 138.000, dado que el número de trabajadores por cuenta propia se elevó en la comunidad a 551.000 (desde los 526.700 de 2017), mientras que en el conjunto de España se registra una bajada en el mismo periodo. El peso de los autónomos involuntarios en la comunidad andaluza (25%) sólo es superado por Asturias y Galicia, que lidera el ranking con un 30%. Las que menos
tienen son La Rioja, Aragón e Islas Baleares.
El artículo también recoge cuántos autónomos son dependientes –es decir, que sólo trabajan para una única empresa, lo que se conoce como falsos autónomos–. En este caso, el porcentaje es bajo en España, del 3,9%, frente al 8,4% europeo, con Alemania y Reino Unido muy por encima de nuestro país. En Andalucía, el porcentaje es cercano al 5% (unas 26.000 personas), en el rango alto dentro del ranking de comunidades autónomas. Donde hay más dependientes es en Madrid (7%) y donde menos en el País Vasco, donde sólo el 1,1% de los trabajadores por cuenta propia trabaja única y exclusivamente para una sola empresa.
Que Andalucía esté peor que la media tanto en autónomos involuntarios como dependientes se debe a varios factores. En primer lugar, y según los autores del estudio, hay una correlación clara entre Producto Interior Bruto (PIB) per capita (la riqueza generada por habitante) y número de autónomos. A más riqueza, menos autónomos, sobre todo precisamente porque tienden a reducirse los más vulnerables. Nuestra comunidad tenía en 2017 un porcentaje de autónomos del 17,9%, por encima de la media (15%) y ha subido al 18,2% en 2020.
El informe señala que “el autoempleo es la opción más probable cuando la situación económica empeora”, pero sólo para el caso de los autónomos involuntarios y dependientes, ya que para el resto de trabajadores por cuenta propia “no parece que el PIB tenga un efecto significativo”.
Andalucía también sale perjudicada por su menor peso industrial. La mayor presencia del sector manufacturero favorece el crecimiento de los autónomos pero la tendencia es a que baje el peso de los vulnerables. Además, como es lógico, la mayor precariedad laboral y de rentas en la región contribuye a que haya más autónomos en situación vulnerable. “Existe una relación directa entre las comunidades autónomas con rentas bajas y la proporción
La mayor precariedad en la región se debe al menor nivel de renta y a la estructura laboral
de autónomos dependientes, especialmente si son involuntarios”, dice el artículo.
La situación andaluza se puede ver compensada, en cierto modo, por la incidencia del sector público, que suele reducir el volumen de trabajadores autónomos involuntarios y dependientes.
Los autores del informe piden, por último, no considerar a los autónomos como un grupo homogéneo, sino, al contrario, como un colectivo muy heterogéneo que también “incluye trabajadores que deben afrontar precarias condiciones laborales”. Por tanto, añaden, las políticas públicas deben diseñarse para diferentes grupos de trabajadores, aunque a todos se les llame autónomos.