Diario de Jerez

EL PUERTO PIDE PISTA

● La ciudad de los cien palacios afronta su futuro con retos como la rehabilita­ción del casco histórico y la integració­n del río Guadalete ● Con un gran potencial y una ubicación privilegia­da, el objetivo es recuperar el esplendor perdido

- Teresa Almendros

Cuentan quienes la conocieron que hubo hace décadas una ciudad en el corazón de la Bahía de Cádiz que destacaba por su empuje y potencial. Esta ciudad vivía sobre todo de la pesca y las bodegas y poco a poco fue convirtién­dose en objeto de deseo de visitantes de otras latitudes, que crearon junto a sus playas algunas de las mejores zonas residencia­les de todo el país.

La ciudad fue floreciend­o al tiempo que crecía su población, convirtién­dose además en un referente cultural y de ocio por el que pasaba lo más granado de la sociedad y las artes.

Todo parecía ir viento en popa hasta que en algún momento esa proyección se torció, quedando la ciudad prácticame­nte a la deriva, con un casco histórico con cada vez menos población, unos monumentos sumidos en el abandono y multitud de locales cerrados, quedándose además sin algunos de sus símbolos más queridos -entre ellos el Vapor- como si una especie de plaga bíblica hubiera caído sobre ella. Esta ciudad es El Puerto de Santa María, un enclave estratégic­amente situado que tras haber tocado fondo, pugna ahora por resurgir y recuperar el esplendor que un día tuvo.

El devenir de El Puerto en las últimas décadas ha estado marcado, en gran parte, por el progresivo abandono del centro histórico, un conjunto declarado Bien de Interés Cultural que a pesar de su belleza y señorío se está deterioran­do a marchas forzadas.

Han pasado ya 25 años desde que los portuenses comenzaran a oír hablar del Plan Especial del Casco Histórico, una herramient­a que permitiría a la ciudad gestionar la transforma­ción ordenada del centro urbano hacia nuevos usos, pero sin abandonar la esencia que lo hace único.

El arquitecto José Manuel Morales es una de las personas que más tiempo ha trabajado en este proyecto encaminado a que el casco histórico tenga su Plan Especial, una prioridad que no se entiende cómo está tardando tanto en ver la luz.

Desde aquel primer Pepch redactado por el equipo municipal de Urbanismo en tiempos de Hernán Díaz -un documento que nunca llegó a ver la luzhasta ahora han pasado más de dos décadas y en este tiempo la situación no ha hecho más que empeorar, con multitud de fincas abandonada­s y locales vacíos mientras que la periferia se iba llenando de viviendas ilegales, dibujando un término municipal caótico y sobredimen­sionado.

Tras el paso de varios equipos de gobierno y un impulso que culminó con una primera aprobación inicial del Plan en el año 2010, y que después se quedó parada, en estos momentos el actual Plan Especial de Protección del Casco Histórico y su Entorno (Peprichye) pasará por pleno en breve para su aprobación definitiva, dotando a la ciudad de una herramient­a jurídica indispensa­ble para poder atender las necesidade­s de recuperaci­ón del centro urbano.

José Manuel Morales destaca de este documento, que se impulsó de nuevo durante el anterior mandato municipal, que será una herramient­a muy importante para dotar de garantía jurídica la transforma­ción del casco histórico, sobre todo en un momento en el que pende sobre la ciudad, como una espada de Damocles, la más que probable anulación definitiva del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), una anulación dictada por el TSJA y que se encuentra en estos momentos recurrida por el Ayuntamien­to ante el Tribunal Supremo.

Como destaca Morales una de las ventajas del Peprichye es que es independie­nte del PGOU, de manera que seguirá sus propias pautas aún en el caso de una posible anulación del marco urbanístic­o municipal. No obstante, el arquitecto advierte de la necesidad de que el Ayuntamien­to vaya impulsando ya la redacción de un nuevo PGOU, antes de que de nuevo los cambios en la Ley del Suelo y un posible varapalo judicial obliguen otra vez a improvisar.

También advierte este arquitecto portuense que una vez aprobado el Peprichye no será una varita mágica, ya que se hará necesario entonces gestio

nar dicho documento, con una capacidad efectiva para ejecutarlo que deberá venir de la mano de un refuerzo del área de Urbanismo y un impulso a la Comisión Municipal de Patrimonio que deberá configuras­e.

En definitiva, la aprobación y entrada en vigor del Plan Especial permitirá transforma­r el espacio público en el casco antiguo, algo fundamenta­l para devolver la vida a la ciudad.

De la misma opinión es el presidente de la Asociación de Empresario­s de El Puerto, Pedro Fernández -Lópiz, quien califica la ausencia específica de normativa en el centro como “un problema acuciante. El abandono del casco antiguo y la mala imagen que ofrece están haciendo mucho daño. El Puerto es una ciudad preciosa, con una situación estratégic­a y un sinfín de posibilida­des, pero debe transforma­rse e implicar en este proceso a toda la población. Todos tenemos parte de culpa en la deriva de El Puerto y todos tenemos que velar por su mejora, tenemos que implicarno­s e ilusionarn­os. No hay mal que cien años dure”, insiste.

Otra de las cuestiones fundamenta­les para que El Puerto pueda mirar al futuro es la integració­n efectiva del río Guadalete en la ciudad, unos planes de los que sobre el papel se viene hablando también desde hace décadas pero que a la hora de la verdad no terminan de arrancar.

La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz tendrá mucho que decir al respecto, impulsando de una vez el desarrollo de la margen izquierda -para la que se presentó hace poco el proyecto de un nuevo paseo marítimo, con terrenos también para uso terciarioy la construcci­ón del esperado paseo a lo largo de la margen derecha -en este caso una iniciativa liderada por el Ayuntamien­to con fondos de la Edusicon el objetivo de crear un itinerario peatonal que abarque desde la entrada a la ciudad, por el Parque Calderón, hasta la playa de La Puntilla.

Es inconcebib­le que en una ciudad con tanto potencial como El Puerto se siga hablando a estas alturas de proyectos tan elementale­s. No es algo que se pueda achacar, en concreto, a ningún equipo de gobierno, aunque todos tienen su parte de culpa. Todos los gestores políticos que han ido pasando por el Ayuntamien­to en estos años han ido dando patadas adelante a proyectos e inciativas que no se acometiero­n cuando se pudo, en tiempos de vacas gordas. Ahora, inmersos en una gran crisis y con una administra­ción municipal que necesita de una reorganiza­ción estructura­l imprescind­ible para seguir funcionand­o, será sin duda más difícil que toda la teoría ya sabida se ponga en práctica, pero aún así es necesario no cejar en el empeño y dar los pasos obligatori­os para que El Puerto pueda recuperar su atractivo. Los mimbres ya los tiene.

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Una vista ge
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ANDRÉS MORA PERLES eral de El Puerto de Santa María, desde la azotea del edificio San Luis Gonzaga.
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ANDRÉS MORA PERLES El río Guadalete es una pieza clave para la recuperaci­ón de El Puerto.

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