El parking de Pozos Dulces, ejemplo perfecto de una gestión nefasta
Si hay en El Puerto un proyecto que se ha enquistado, convirtiéndose en un problema para los sucesivos equipos de gobierno es el aparcamiento subterráneo de Pozos Dulces, la tarjeta de visita de la ciudad para quienes acceden desde Cádiz o Jerez y que lleva ya siete años con las tripas de la Ribera al descubierto. Esta iniciativa -junto a la de otro subterráneo en la Plaza de Toros, que finalmente se descartó- nació durante el mandato de Partido Popular y Partido Andalucista, siendo alcalde Enrique Moresco, en medio de un gran rechazo ciudadano. Eran los tiempos del levantamiento del barrio de Gamonal, en Burgos, también por la construcción de un parking y en El Puerto cundió el ejemplo, coincidiendo además con el impulso de nuevas formaciones políticas que enarbolaban la bandera de la lucha ciudadana. Esa lucha, más que contra el parking en sí, era contra el modelo escogido para su construcción, un préstamo con fondos europeos que según sus detractores hipotecaba el futuro de esos terrenos públicos. El siguiente alcalde, Alfonso Candón, no aceleró las obras por miedo al rechazo ciudadano con unas elecciones en puertas, siendo la lucha contra los parkings bandera de la izquierda en esos comicios. Cuando el tripartito encabezado por el PSOE quiso retomar el proyecto todo se complicó y la falta de financiación ha herido de muerte al proyecto. El actual gobierno ahora anuncia que probablemente se tapará el agujero sin hacer el parking, un desastre que es el ejemplo perfecto de una nefasta gestión política continuada.