FALTAN 377 DÍAS PARA SEMANA SANTA DE 2022
PARA quienes se consideran cofrades, dos años sin procesiones en Semana Santa ha resultado una experiencia, además de muy triste y dolorosa por lo inusual, un inesperado paréntesis en su vinculación con su Hermandad y en la mayoría de los casos, con quienes son miembros de la misma, dadas las limitaciones de movilidad y de reunión que la peste del Siglo XXI nos ha impuesto a todos, en aras a evitar contagios, ingresos hospitalarios e incluso la muerte…
A diferencia del año pasado, en este al poder albergar los templos las celebraciones litúrgicas esta obligada pausa ha venido a poner de manifiesto que frente a la Semana Santa televisada de 2020, que nos colocó a todos frente a la pequeña pantalla, tanto para poder seguir a distancia la Eucaristía y la celebración del triduo pascual como para recordar desfiles procesionales de tiempos pasados, si se ha podido participar en los cultos que cada Corporación dedica, durante la Cuaresma, a sus venerados Titulares e igualmente durante la Semana Santa acudir a los templos para depositar ante ellas una íntima plegaria que tal vez, en el esplendor e incluso la algarabía de la procesión de años atrás perdía el necesario rigor, ha tenido mucha más intensidad y sentido, ofreciendo una imagen renovada y distinta del cofrade y de sus participación en la Hermandad, al igual que las colas de personas que han acudido a las distintas Iglesias donde estaba prevista una imposible salida, por ahora, para venerar las imágenes de Cristo y de María expuestas en solemne ceremonia de veneración…
Cobra así más sentido si cabe recuperar la antigua costumbre andaluza, de la que Jerez igualmente participa, de contar hacia atrás las semanas y días que aún nos faltan para la llegada de una nueva jornada de Domingo de Ramos; en el que la Semana Santa de Jerez podría ser declarada de Interés Turístico Internacional; para ese Miércoles de ceniza que da inicio a la Cuaresma, que es como el obligado punto de partida de la vida cofrade más intensa y pública, aunque quienes lo vivimos sabemos muy bien que ella, con sus limitaciones e imperfecciones - la Hermandad está ahí todo el año con su actividad cultual, social y cultural, como ente vivo que es y del que forman parte todos cuantos integran su nómina de hermanos.
Finaliza una nueva Semana Santa, la de 2021, en que otra vez por razones del necesario cuidado de la salud no han podido salir nuestras imágenes y al mirar el almanaque, desde el júbilo de la Resurrección - meta última del auténtico cofrade - encontramos el mensaje de esperanza que nos ofrece un calendario que nos anuncia ya que faltan apenas cincuenta y cuatro semanas, o lo que es lo mismo, trescientos setenta y siete días, para la llegada de la primera Cruz de Guía a la
Carrera Oficial, ese anhelo que pacientemente hemos tenido que conservar en nuestros corazones el pasado año y este, aunque como digo 2021 nos ha dejado el íntimo disfrute de comprobar que, como dice un viejo proverbio, “no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista…
Y es que a veces, aunque no guste y en este caso resultara hasta peligroso no respetarlo, viene bien hacer un alto en el camino para poder reflexionar sobre lo auténtico de las cosas.