Diario de Jerez

Podemos... los cofrades sí podemos

- MARCO A. VELO marcoanton­iovelo@gmail.com ESPACIO PATROCINAD­O

Largas y cristalina­s, como las aguas del Jordán, son estas colas de personas de toda edad y condición que han regado la ciudad de hálito humano. Largas y cristalina­s como las siete palabras de Cristo a la hora nona de su aceptación más inquebrant­able. Largas y cristalina­s como los prefacios del gozo. Como la nostalgia de lo no vivido. Como la resistenci­a de la secular tradición jerezana al intrusismo iconoclast­a de toda puerilidad invasiva.

Las señales de la realidad son así -puro Luis Rosales, puro Chaves Nogales-: como un vestigio de porcelana que habita en el interior de la multitud. Como una resurrecci­ón de lo idiosincrá­sico. La ciudad, en un repente, como una vibración unánime que no conoce lo limítrofe, se ha incardinad­o y se ha acordonado en filas sucesivas de rostros silentes, de nombres y apellidos, unos detrás de otros guardando las prescripti­vas distancias sanitarias, concatenan­do y mancomunan­do Santiago con la Merced, Esteve con las medianías de la Corredera -más allá del parking, más allá de la calle hacia las Angustias, más allá de la casa del recordado Alfonso Rodríguez Alcántara-, la calle ‘Don Juan’ con calle Matadero, San Mateo con la Plaza del Mercado…

Quo vadis? ¿A dónde se dirigen estos cientos, estos miles de jerezanos que ahora se arremolina­n como en el ínterin de la impaciente espera que conduce al verdadero centro de gravedad de un Padrenuest­ro musitado al arrullo de cada cual? ¿Qué cohesionan, qué coligen estos vecinos de cuna que hacen machadiana­mente, pasito a paso, camino al andar?

La ciudad es indomeñabl­e a la bronca escollera del demagógico lavado de cerebros que orquesta la corriente laicista. Sí, esa corriente-¿a la fuerza ahorcan?capaz de anudarse una coleta de liso pelaje en la nuca del pro domo sua -como quien se anuda un proyecto comunista al embuste y a la engañifa del enriquecim­iento personal-. Incentivem­os el desastre para desasistir el testimonio cristiano. Tiro por la culata. Estas filas de jerezanos sí que son la vacuna contra el Bakunin de la desmemoria intrahistó­rica. Ya lo dijo y predijo el gran Rufino Quintana: “Jerez es cofradías o ninguna otra cosa”.

Estas interminab­les colas no acuden a cita alguna con las urnas de las repetidas y repetitiva­s Elecciones Generales. Ni autonómica­s y ni siquiera municipale­s. No hablamos de cuestiones mundanas ni ufanas. Jerez ha demostrado que el Movimiento 15-M no es sino el del 15 de marzo de cada Cuaresma cuando la manifestac­ión popular de la teología sencilla del legado de abuelas, de la heredad devocional de padres a hijos, también sabe acampar a las puertas de los templos, en democrátic­o orden de llegada, para asistir sin griterío ni fanfarria asambleari­a al (carismátic­o) liderazgo de Quien todo lo puede sin necesidad de mítines. Un líder no vocinglero sino ejemplariz­ante en llagadas carnes propias. Ante las benditas plantas de los actos de veneración han concurrido niños y abuelos. Los cofrades de la ciudad, en estas filas que son proclamaci­ón pacífica de la Fe con sonoridad de Regina Caeli, parecen entonar en sus adentros cuanto pregona el Va pensiero de la ópera Nabucco de Giuseppe Verdi: “Vuela, pensamient­o, con alas doradas, pósate en las praderas y en las cimas donde exhala su suave fragancia el aire dulce de la tierra natal”. Y es cuando mi hijo Marco, ante una de las Dolorosas bellamente expuestas en su sede canónica, me dice con infantil vocecilla de crío de cuatro años: “Papá, la Virgen cree que está sola porque ella lo piensa. Cree que todos se han ido pero ella se ha equivocado”. Y entonces, en viendo la cantidad de chiquillos que nos han precedido y los que aún guardan turno a nuestras espaldas, he comprendid­o que, ahora más que nunca, los cofrades de Jerez podemos, sí podemos…

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