Alemania se repone con los viales
● La aceleración de las vacunaciones permitirá que todos los adultos estén inmunizados cuando acabe el verano
Alemania ofrecía ayer, primera jornada laboral tras la Semana Santa, un panorama alentador por el descenso de la incidencia y la aceleración de las vacunaciones, aunque sin contemplarse aún el fin del cierre de la vida pública.
El Instituto Robert Koch (RKI) de virología informó de un leve descenso de la incidencia –123 casos semanales por 100.000 habitantes, frente a los 138 con que se entró en la Pascua–. En las últimas 24 horas se notificaron 6.885 contagios y 90 víctimas mortales –la mitad que una semana atrás–. Pero los datos son engañosos, advierte el RKI, puesto que en esta sucesión de festivos se realizaron menos test.
La Semana Santa, como en buena parte de Europa, se ha caracterizado por el parón. La vida pública está cerrada desde finales de 2020. El turismo interior no está permitido, los viajes al extranjero están rigurosamente desaconsejados y regresar por vía área sólo es posible previo test negativo. También hay restricciones para ingreso por carretera desde la mayoría de los países vecinos.
Contrastaba con este contexto de mínima movilidad el acelerón de las vacunaciones. De pronto, se vieron colas en grandes centros destinados a administrar las vacunas. Desde el Viernes Santo se ofrecía a todo ciudadano a partir de los 60 años la posibilidad de recibir la de Astrazeneca sin tener que esperar a la notificación correspondiente por parte de las autoridades. Esta medida sigue a la decisión de suspender la administración de esta vacuna a menores de 60 años tras detectarse una treintena de casos de trombosis, principalmente en mujeres jóvenes.
El Gobierno de Angela Merkel y los poderes regionales optaron por reorganizar su campaña, lo que ha implicado esta oferta de vacunación rápida, previa cita exprés a través de una línea telefónica habilitada para este fin. En estos festivos, los grandes centros de vacunación –como los hangares de los antiguos aeropuertos de Tegel y Tempelhof, en Berlín– recibieron a miles de ciudadanos.
A esa oferta exprés, activada en estos festivos, siguió ayer la incorporación de los primeros médicos de cabecera en la vacunación. Participarán en la acción unas 35.000 consultas, aunque en su mayoría lo harán el lunes de la semana próxima, con el fin de las vacaciones escolares.
En esta primera semana, recibirán un contingente casi simbólico de dosis –unas 30, principalmente de BionTech-Pfizer–. A partir de la siguiente se reforzarán los suministros y se extenderá la oferta a las de Astrazeneca para aquellos pacientes que a juicio del facultativo puedan recibirla sin riesgo para su salud. En estos primeros meses, las vacunaciones se habían llevado a cabo principalmente en 430 centros distribuidos por el país o por equipos móviles en las residencias de ancianos.
El ministro de Sanidad, Jens Spahn, espera lograr que para principios de mayo un 20% de la población haya recibido la primera dosis. El objetivo de Merkel es que para final del verano –es decir, el 21 de septiembre– todo adulto que lo desee se haya podido vacunar. Según datos del RKI, hasta el 5 de abril habían recibido al menos una dosis un 12,7% de la población y la segunda un 5,5%: 10,5 millones y 4,5 millones de ciudadanos, respectivamente.