Diario de Jerez

La próxima rutina

- Eloina Villodres Aragón

Ya hemos cumplido más de un año con este virus tan odiado por todos. En la mayoría de las ocasiones, no ha hecho más que darnos razones para angustiarn­os y preocuparn­os de lo que pueda pasar mañana, incluso, a día de hoy, resulta raro no ver a alguien con mascarilla en películas o series. No sé en que punto de vuestra vida os ha llegado esta pandemia, pero en mi caso ha llegado en lo que se dice que son los mejores años de mi vida, la adolescenc­ia.

Cuando llegó el Covid-19, yo estaba cursando 4° de ESO. Fue raro cuando mi madre me dijo: “Eloina, os vais a confinar dos semanas en casa a causa de un virus mortal, que está acabando con miles de vidas en otros países del mundo”. En ese momento pensé que sería algo parecido a la gripe, como decían los medios de comunicaci­ón, pero jamás pensé que fuéramos a estar más de tres meses encerrados en casa.

En aquel momento me alegré, tenía un examen de Historia la semana siguiente y ni siquiera había empezado a estudiar. Pero, a medida que iban pasando los días, me desesperab­a. Nunca se me hubiera ocurrido que me iba a perder los últimos tres años antes de entrar en la Universida­d, que me iba a quedar sin viaje de fin de etapa, sin graduación, sin carnavales, sin feria, sin cumpleaños, sin absolutame­nte nada.

Mi cerebro ha omitido la parte del confinamie­nto, no me acuerdo de prácticame­nte nada y creo que me ha hecho un favor. Sólo me acuerdo de despertarm­e a las 9 para ir a clase y de quedarme hasta las 12,30 viendo pelis con Daniel. Lo que mejor recuerdo es cuando nos dejaron salir de casa a hacer deporte, me acuerdo de quedar con mis vecinas para andar y poder vernos por fin, aunque fuera con distancia y mascarilla, al menos podía mirarlas a la cara. Ese día fui muy feliz, y me di cuenta de que lo que para nosotros antes era rutina, y que ni valorábamo­s a veces, era algo realmente importante, y que, a partir de ahí, debía saber aprovechar cada momento que estuviera con mis seres queridos haciendo cualquier cosa; jugando a las cartas, viendo cómo pasa la gente sentados en un banco, ver a dos mariposas posándose en una flor...

Y, a pesar de haberme perdido muchas cosas, y de las muchas que me voy a seguir perdiendo, sé con total certeza que el confinamie­nto no ha sido un castigo, sino un regalo y una lección de vida muy grande. Y me alegro de haberlo vivido, y sé que cuando vuelva todo a la normalidad volveremos todos con más ganas de vivir la vida que nunca, no nos perderemos ni un concierto, ni una fiesta, ni una feria más y las aprovechar­emos como si cada uno de ellos fuera nuestro último día.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain