Diario de Jerez

OPERACIÓN ZOLETA

- ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ @EGMaiquez

UNOS amigos se han comprado una casa al pie de la sierra con unas tres hectáreas. Ahora son literalmen­te terratenie­ntes, porque tienen una tierra, en el espíritu del maravillos­o refrán: “Quien pesca un pez/ pescador es”. Josep Carner también sostenía que poseer una tomatera bastaba para convertir a cualquier anarquista catalán de principios de siglo XX en un pater familias romano. Nuestros amigos han comprado el terreno en la ortodoxia distributi­sta de Chesterton, que defendía que cada familia debería tener en propiedad tres acres y una vaca, aunque ellos todavía no tienen la vaca. En estos tiempos de confinamie­ntos, cuestionam­iento de la propiedad y realidad virtual, un campo es un campo de batalla.

Durante nuestra visita, comprobamo­s la belleza del terreno entre la sierra y el pantano de Bornos, la profundida­d del cielo y la transparen­cia del aire. También que poseen un puñado de centenario­s olivos de los que se podrá obtener un aceite denso y dorado; y una loma que está pidiendo de rodillas convertirs­e en una viña. En la siesta al pie de unos almendros, soñé con un vino elaborado por mis amigos, que se podía llamar “Tío Gilberto” en honor a Chesterton, o “Vitisvera”.

Cuando nos quieren encerrar en la realidad virtual, cualquier campo es un campo de batalla

En un huerto se podrían plantar fresas, para tomárselas luego con el vino, y con la nata de la vaca hipotética.

Soñaba también con que mi amigo nos lo contase todo y nos regalase un libro como Las cosas del campo de Muñoz-Rojas, pero en minifundio: Las cositas del campito. Aunque me daba cuenta, incluso en ese terreno feraz para el pensamient­o desiderati­vo que es la siesta, de que no va a ser nada fácil estar a la vez en la prosa y escardando.

Hasta que, irremediab­lemente siglo XXI, se me ha ocurrido una idea de negocio, con perdón. Mis amigos podían montar un gimnasio alternativ­o: “Gym Azada”. Proponer a los urbanitas que, en vez de encerrarse a levantar pesas en un bajo, se acerquen al campo a cargar la carretilla; en vez de sentadilla­s, se inclinen a vendimiar; en vez de spinning, recojan espárragos y, en vez de abdominale­s, le den a la zoleta. El trabajo muscular es equivalent­e, si no más intensivo. El aire, más puro. El sudor, más clásico. A los matriculad­os se les podría regalar una botellita de aceite de oliva virgen extra, después de la cosecha.

Me estoy montando el cuento de la lechera, pero en mi defensa alego que la leche la dejamos para la nata de las fresas. Es el cuento de la solera.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain