Desde la bahía malagueña hasta los 70 metros de profundidad
Este estudio ha demostrado que las larvas son retenidas en las zonas más costeras de la bahía de Málaga, desde la costa hasta los 70 metros de profundidad. Cuando las larvas alcanzan unos 10 milímetros migran masivamente desde la superficie hacia el fondo, formando grandes agrupaciones detectadas acústicamente como una capa bentónica de dispersión. A medida que los individuos crecen, alrededor de los tres centímetros, su capacidad de natación aumenta y comienza la formación de pequeños cardúmenes que emergen desde el fondo. “Este mecanismo es diferente de los descritos en otras áreas, como en el mar
Cantábrico, donde las larvas de boquerón se sumergen en aguas profundas y regresan a las zonas costeras como larvas tardías o juveniles, o en el Mar Balear, donde se produce un transporte de larvas desde el lugar de desove hacia las áreas de cría”, apunta Ventero. El mecanismo de reclutamiento descrito en este estudio se ubicó principalmente en la bahía de Málaga, lo que puede explicar la importancia de la pesca de esta zona con respecto al resto del norte del mar de Alborán. También destaca la importancia de la bahía de Málaga para la conservación de esta especie, ya que constituye un área de crianza preferencial sufrido un drástico descenso en el mar de Alborán.
Una pequeña población residente de la especie se encuentra en la bahía de Málaga, única zona del norte del mar de Alborán donde se pesca boquerón durante todo el año y que concentra más del 80% de las capturas. Su supervivencia depende en gran medida del éxito del reclutamiento asociado con varios factores que favorecen la retención de las larvas. “Las posibles razones que hacen de la bahía de Málaga un lugar idóneo para la concentración de las primeras etapas de boquerón pueden ser, entre otros, su especial orografía, al abrigo de fuertes vientos y corrientes, y su mecanismo de enriquecimiento, influenciada por las aguas atlánticas ricas en nutrientes, explica Ana Ventero, primera autora del estudio. También inf luyen “su protección contra la pesca de arrastre o una menor presión de la pesca de cerco respecto a otras zonas del mar de Alborán”, añade Ventero.
El desove del boquerón ocurre en primavera y verano, con un pico en junio y julio y, cuando los huevos eclosionan, las larvas pasan a formar parte de la capa de zooplancton ubicada entre los 15 y 55 metros de profundidad. Dependiendo de las condiciones oceanográficas y el viento, estas larvas se desplazarán hacia áreas de mar abierto inadecuadas para su supervivencia o se concentrarán en áreas cercanas a la costa donde encuentran comida y refugio.