LA DELGADA LÍNEA ENTRE LO AUTÉNTICO Y LO MODERNO
A Cristina Osuna (Córdoba, 1981), química de formación, el vino le guiñó el ojo cierto día y enfocó su carrera hacia él. Ya como enóloga, ha asesorado y trabajado en varias bodegas del Marco de Montilla-Moriles, elaborando vinos blancos, tintos, generosos... Actualmente es la enóloga de Toro Albalá y dirige el apasionante de reto de abrir la señera bodega cordobesa a las nuevas tendencias sin que esos tesoros que dormitan en botas pierdan una sola nota de su autenticidad. Es miembro del panel de cata de la Fundación para el Control la Calidad de Andalucía y vicepresidenta de la Asociación de Sumilleres de Córdoba.
visitas están condenadas a quedarse atrás?
–Hoy en día, sí. Vivimos en una sociedad en que tenemos acceso a todo al instante, y estamos ávidos de experiencias nuevas y conocer todo aquello que nos gusta. Y no olvidemos que con el vino lo que vendemos son sensaciones, experiencias... Y las catas y las visitas nos dan todo eso. Las bodegas tienen algo mágico y tenemos
–Afortunadamente todo ha cambiado mucho y actualmente hay mujeres en todos los ámbitos del vino, tanto en bodega, como en el campo, en la comercialización, en la sumillería... Pero esto no ha sido fácil, ni lo está siendo. Se ha conseguido a fuerza de trabajo y tesón, de tener que demostrar el doble que un compañero, de soportar comentarios, que ni te escucharan... Eso me lo he encontrado a lo largo de mi carrera, y todavía hoy alguna vez.
–¿Y los andaluces, aprovechamos en toda su plenitud las posibilidades de la tierra albariza, tan singular?
–Probablemente, no. Desgraciadamente, cada vez hay menos viñas. Se valora mucho la calidad del vino procedente de la albariza, pero se paga muy poco por la uva. Obtener un vino de calidad pasa por tener la mejor uva posible, eso conlleva mucho trabajo e inversión. No hemos sabido hacer participes a los viticultores de toda esta grandeza, y sin uva no somos nada.