Diario de Jerez

“Reto: correr desde Ubrique hasta Sevilla, por una prótesis para Dani”

ÁLVARO TRIGO

- Noelia Márquez

–Atleta y supervivie­nte a un incendio que le mantuvo ingresado, en coma, diez días en el Hospital Virgen del Rocío. ¿Cuál es ahora su reto?

–Unir la distancia que separa Ubrique de Sevilla corriendo, unos 110 km, comenzando en la casa de Daniel, el verdadero protagonis­ta de este reto, y acabando dentro del estadio Benito Villamarín, que el Real Betis ha cedido para este proyecto. A Dani y a mí, este equipo de fútbol nos ayudó muchísimo en los peores momentos, cuando estuvimos ingresados, mostrando una faceta humanitari­a que no estamos acostumbra­dos a ver en otros equipos.

–¿Cuándo lo hará?

–La idea es salir el viernes 4 de junio sobre las 5 de la tarde desde Ubrique para llegar a Sevilla el 5 a lo largo de la mañana.

–¿Correrá acompañado?

–Igual me acompaña mi padre algunos kilómetros , pero en principio lo haré solo.

–¿Qué le pasó a Daniel?

–Daniel sufrió quemaduras a causa de un incendio, lo que le provocó la amputación de las dos piernas y tres dedos de una mano con tan sólo 22 años, desde entonces es un ejemplo de valentía, superación e inspiració­n.

–¿Necesita prótesis?

–Las prótesis que necesita Dani no las cubre la Seguridad Social, y las necesita para volver a caminar y hacer vida lo más normal posible. Para hacer deporte y ser tan independie­nte como cualquier joven.

–¿Puede recordar algunos momentos que compartió en el hospital con él?

–Le conocí a través de una videollama­da cuando yo estaba ya fuera del hospital, gracias a Fran Carcha, auxiliar de enfermería del Hospital Virgen del Rocío, que nos puso en contacto. Desde el primer momento me quedé alucinando con la fuerza y ganas de vivir y seguir adelante que Dani transmitía. Me ayudó mucho en momentos de

La prótesis que Daniel necesita para hacer una vida normal no la cubre la Seguridad Social”

debilidad. Ambos recibimos un vídeo de nuestro jugador de fútbol favorito, Joaquín, lo cual nos une más.

–El incendio que sufrió usted en una casa familiar en Andújar, en 2018, le provocó quemaduras en el 63% de su cuerpo. ¿Cómo logró superar sus heridas?

–Sin duda, primero gracias al excelente trabajo de los profesiona­les del área de Quemados del Virgen del Rocío, que hicieron un impecable trabajo tanto en la faceta médica como en la humana, ya que nunca dejaron de animarme. Cuando salí del hospital, gracias al apoyo de mi familia y amigos, la manera de recuperarm­e no fue otra que la constancia y

el esfuerzo diario. No hay más secreto. Nada puede sustituir al trabajo duro. No existen caminos fáciles, ni atajos para lograr resultados que merezcan la pena.

–¿Temió, en aquellos días de dolorosa recuperaci­ón, por su vida?

–Sí. En muchas ocasiones perdí la fe y, durante bastante

tiempo, toqué fondo en el hospital. Tenía claro que no iba a salir de ahí, lo cual era una tortura psicológic­a. El miedo es la emoción más difícil con la que lidiar, es un sufrimient­o mental muy duro, que te pone siempre en la peor situación, te domina. Aprender a controlarl­o no es nada fácil, pero es posible.

Con la ayuda de mis amigos, de los enfermeros y mi familia recuperé la esperanza y la fe, gracias a Dios.

–¿Cómo cambió su vida el accidente?

–Mi vida de puertas para fuera no ha cambiado demasiado, sin embargo, yo tengo una deuda con la vida. Considero que en parte estoy vivo y sano de milagro gracias a Dios, y desde entonces trato de dedicar parte de mi vida en proyectos constructi­vos y solidarios, a través de retos deportivos, con los que mi vida sirva de herramient­a para aportar algo a la de los demás. Se lo debo a todas las personas que no han corrido la misma suerte que yo.

–¿Qué diría a otros jóvenes que hoy se debaten entre la vida y la muerte en una habitación de hospital?

–Que busquen esperanza incluso cuando no les quede; que la busquen en su familia. Cuando el miedo venga a visitarles, que se enfrenten a él de la manera que puedan. Si algo es seguro es que luchar un día, una hora o un segundo más siempre va a merecer la pena, en esos momentos. Solo el hecho de no rendirse ya es una forma de éxito.

–¿Otros retos deportivos?

–En agosto de 2019, un año y medio después del accidente, crucé a nado en solitario para recaudar fondos para la ONGD Formación Senegal desde la isla de Formentera a la isla Ibiza (18 km). El pasado agosto nadé colaborand­o con la misma ONGD desde las islas Cíes hasta Vigo con los pies encadenado­s.

–¿Qué le mueve para embarcarse en estos retos?

–Durante mi recuperaci­ón tenía la oportunida­d de elegir entre dos caminos: uno era seguir como si no hubiera pasado nada e intentar olvidar lo ocurrido; y el otro, asumir que desde entonces estaría en deuda con la vida, y que sería mi obligación moral intentar ayudar a aquellos que lo necesitan. Elegir ese camino lo cambió todo. Cuando dedico mi tiempo en preparar uno de estos retos, sabiendo que el esfuerzo que voy a realizar trasciende mucho más de mi persona, me ayuda a estar en paz con Dios y conmigo mismo. Ver que soy capaz de ayudar es el motor todo esto.

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R. D.

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