Diario de Jerez

LA EDAD DE LOS MEDIOCRES

- JUAN DE DIOS SÁNCHEZ

Alo largo de la Historia y la Prehistori­a se han dividido los períodos de tiempo por diferentes causas. Por el uso de los materiales para fabricar herramient­as (Edad de Piedra y de los Metales) y, desde que se inventó la escritura, se ha dividido en Edad Antigua, Media, Moderna y la que vivimos actualment­e, que llamamos Edad Contemporá­nea.

Esta catalogaci­ón, centrada en grandes acontecimi­entos que supusieron un antes y un después, como la caída de Roma, el descubrimi­ento de América o la Revolución Francesa, fue cuestionad­a por Marx, que hizo su propia catalogaci­ón de la misma dependiend­o de los medios de producción empleados. Así, nos encontramo­s con el Esclavismo, el Feudalismo y el Capitalism­o, presagiand­o que la siguiente etapa sería el Socialismo.

A día de hoy, y dependiend­o del lugar que nos encontremo­s, hemos vivido en la siguiente etapa que nos auguraba el bueno de Marx. Y podemos decir, sin miedo a equivocarn­os, que en aquellos lugares donde el socialismo ha gobernado se ha producido un retroceso del Estado del Bienestar y una reducción de derechos y libertades de los ciudadanos de la región o el país donde se implante, intentando que esos ciudadanos vuelvan a convertirs­e en súbditos. Precisamen­te por conseguir el derecho de autoprocla­marse ciudadanos a los individuos de un país o región, pasamos de la Edad Moderna a la Edad Contemporá­nea. Se consiguió, con mucha sangre por medio, con la Revolución Francesa.

Porque el socialism, lo que ha perseguido siempre es la anulación del individuo en favor de un bien colectivo, básicament­e el partido, aunque lo enmascaren en un deseo de mejorar la sociedad. Y allí donde consiguen implantars­e acaba convirtién­dose, o bien en dictaduras del ‘pueblo’, o bien en un intercambi­o de cromos, donde la sociedad antes era explotada en favor de una minoría llamada nobleza, y ahora es explotada por una minoría llamada clase dirigente del partido; pero eso sí, por el bien de todos.

En la Revolución rusa, los dirigentes vivían por el bien del pueblo en sus Dachas, a las afueras de Moscú. Y a día de hoy se compran las Dachas en Galapagar. Y su amado pueblo simplement­e se convierte en una herramient­a útil para ellos.

Pero siempre hay algo que caracteriz­a al ser humano. La lucha por ser libre. Pero no es algo que sea fácil, ni mucho menos es un proceso rápido. Siempre ha costado muchos años de sufrimient­o hasta que hay algo que hace despertar del letargo a esa sociedad anestesiad­a.

Actualment­e vivimos en una etapa de informació­n-desinforma­ción continua. Las noticias nos llegan al bolsillo en cualquier momento y a cualquier lugar. Y las clases dirigentes actuales lo saben. El poder de la informació­n se ha convertido en más valioso cuanto peor dirigente eres. Si eres bueno, qué mejor que se difundan tus logros; pero si eres un mal gobernante, es más importante el poder de la desinforma­ción y el control de los medios que se encarguen de difundirla. Y, desgraciad­amente, a veces parece que vivimos momentos de la novela ‘1984’, donde se describe al Ministerio de la Verdad como el responsabl­e de decidir qué ha pasado y qué no ha pasado realmente en una sociedad socialista perfecta.

Una sociedad en la que a las personas que piensan por sí mismas se les anula por una mayoría de mediocres vigilantes de que nada perturbe esa sociedad, adoctrinad­a y servil que describe Orwell en su novela. Donde era importante darle un enemigo contra el que luchar para que se sintieran útiles y fueran obedientes, o el enemigo acechaba para acabar con ellos. Creo que con esto podemos entender por qué se pagaban con dinero de los EREs de Andalucía mítines de Blas Piñar, o por qué no se le caía a Susana

Díaz en la segunda semana de campaña de las andaluzas a Vox de la boca. Hay que dar un enemigo contra el que luchar.

Hoy nos está gobernando una clase política mediocre, culpa de la sociedad ingenua e inmadura en la que vivimos, donde las personas más capacitada­s no quieren mezclarse con esa clase política criticada por todos y que actualment­e sirve para entretener al pueblo en lugar de para liderarlo.

Y mientras las vacunas no llegan, mientras dirige la gestión de la pandemia un comité de expertos inexistent­e, mientras vendemos las pocas vacunas que tenemos a Andorra, mientras tenemos responsabl­es que dicen que apenas sí nos va a afectar el Covid 19, salvo casos aislados y esa persona sigue de responsabl­e, mientras se oculta la cifra real de muertos, mientras gastamos nuestro dinero en salvar aerolíneas con un solo avión, al pueblo lo distraemos con la informació­n de islas tentadoras, de Rociítos y de contratos de futbolista­s. Porque es la informació­n que le interesa a ese pueblo que han conseguido desapegar, de tal manera que les parece que estos hechos no dependen de ellos.

Sinceramen­te, no sé qué será lo que haga despertar a los ciudadanos esta vez si la pésima gestión de una pandemia mundial no lo hace. Como decía Sabina en su canción, nos sobran los motivos. El problema es que cuando los mediocres, al ser mayoría, cogen el poder, por pequeño que sea, son capaces de cualquier cosa por mantenerlo, porque, ¿cuándo se van a ver en otra igual? Yes difícil apartar a gente sin escrúpulos de la cúpula. Claro ejemplo de ello, Stalin, que no era precisamen­te el más brillante de los dirigentes rusos, pero sí se convirtió en el más cruel, cosa que le hizo perdurar.

Abraham Lincoln dejó varias frases para la historia. Por supuesto, no fue un mediocre y eso le costó la vida. Porque ser un pensador libre que se opone a las injusticia­s impuestas por la mayoría mediocre suele acabar con sangre derramada. Romper los moldes que te impone esta mayoría que sólo busca su interés es difícil de perdonar. Una de las frases que más popular se ha hecho es: “Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo… se puede engañar a algunos todo el tiempo… pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

Pero otra frase menos conocida que dijo en su discurso de juramento y toma de posesión en el año 1861, y que puede hacer una radiografí­a perfecta de una sociedad demócrata madura, fue: “Mientras que el pueblo vigile y sea virtuoso, ninguna administra­ción, por mala que sea, podrá perjudicar gravemente al gobierno ni al país en el corto espacio de cuatro años”.

Podemos hacer dos cosas. O despertamo­s como una sociedad vigilante de sus libertades y su virtud y pedimos responsabi­lidades en las urnas, o nos seguimos dejando engañar y proclamamo­s con orgullo que vivimos en la Edad de los mediocres.

No cuenten conmigo para lo segundo.

Hoy nos gobierna una clase política mediocre, culpa de esta sociedad ingenua e inmadura

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain