España se divide en dos: ‘zoomers’ y ‘boomers’
● Son las dos tendencias que marcan la moda masculina esta primavera ● Una apuesta por el color y la otra, por la sobriedad
LA vida de este país la última semana se ha dividido en dos bloques que van camino de ser irreconciliables. Como las dos Españas de las que escribía Antonio Machado, pero sin que se nos hiele el corazón, que tal extremo sólo ocurre cuando Hacienda llama a la puerta. Pues eso, que usted preguntaba el jueves a sus compañeros de trabajo (u otros menesteres) por lo que había visto la noche anterior en la tele y había quienes respondían que siguieron el debate sobre las elecciones en Madrid (con coincidencia cromática en las chaquetas de Isabel Díaz Ayuso y Mónica García) y otros que contestaban que se quedaron hasta altas horas de la madrugada siguiendo la entrevista en directo de Rocío Carrasco. Hubo quienes, incluso, simultanearon las dos alternativos, haciendo un uso abusivo del zapping. Y no faltaron los que se situaron en una tercera vía –ésa que tanto defendió el sevillano Manuel Chaves Nogales en aquella década de radicalismo político (la historia acaba siendo cíclica)– y se apuntaron al excelente documental que La 2 emitió sobre la reina Isabel II por sus 95 años.
Reconozco que yo también hice un uso abusivo del mando a distancia, pues en las dos principales alternativas encontré momentos de soporífero aburrimiento que me hacían cambiar de canal. De los debates políticos, lo que más me interesa es el backstage que rodea a la puesta en escena de los candidatos. Para la posteridad de la historia política nacional quedará ese momento en el que la peluquera de Pablo Iglesias fijaba, daba brillo y esplendor a la cabellera del que ha sido hasta hace poco vicepresidente de los españoles, que han presenciado en esta década una metamorfosis que entraña un discurso más allá de la simple estética: de la coleta al moño. Búsquenle los dobles (o triples) sentidos que quieran, que en cuestiones capilares abundan.
Por cierto, alabo el gusto del candidato socialista, Ángel Gabilondo, de llevar corbata, un complemento incomprensiblemente orillado de la indumentaria política, que ahora aboga por las camisas abiertas en un estúpido (con perdón) intento de demostrar modernidad y cercanía con el pueblo (es decir, la clase media que sostiene a este país).
En el otro bloque, el de los que siguieron las declaraciones de la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco, también hay importantes divisiones: los que se posicionan al lado y en contra de la ex de Antonio David Flores .Ylos que mantienen una postura intermedia en un asunto tan delicado que, por respeto a quienes sufren la lacra de la violencia de género, merece ser analizado con rigor y alejado de cualquier apasionamiento, filia o fobia hacia los personajes que protagonizan este relato, que, a este paso, va a tener tantos capítulos como una telenovela turca. Sí, ya saben, esos seriales castos, privados de besos y escenas merecedoras de dos rombos.
Y es que desde que el mundo es mundo siempre ha existido división en todo cuanto acontece. Este pensamiento de fin de semana –que tan gentilmente les expongo– me viene a la cabeza tras leer en una revista de moda que los varones se dividirán esta primavera entre dos especies de tribus estéticas: zoomers y boomers (no me pregunten por su pronunicación que ya saben que no soy de barbarismos). Se trata de identificar el estilo (y personalidad) con una de estas dos corrientes que definen generaciones que, por edad, son distintas.
La primera de ellas, la de los zoomers, está protagonizada por el color y –digámoslo de manera fina y educada– por la capacidad de superar cualquier complejo. En este hábito (que nunca hace al monje) destacan las chaquetas de tonos saturados, esto es, vivos o, en la mayoría de los casos, chillones (para qué nos vamos a andar con rodeos) y uno de los complementos que, al parecer, causarán furor en verano: los shorts, una prenda que traducida al castellano significa pantalones masculinos cortos, pero muy cortos, donde la tela apenas sobrepasa la ingle y que pueden provocar que, llegado el caso, se acabe mostrando alguna parte colgante que conviene guardar a buen recaudo. No faltan aquí las zapatillas deportivas blancas con calcetines a juego, que ya dijimos que se habían vuelto a poner de moda.
Y luego están los boomers, que son de estética mucho más sobrida, donde la variedad de color resulta muy parca: negro, gris y marrón. En su indumentaria destacan las gabardinas (una de mis prendas preferidas), las zapatillas deportivas oscuras y “retro” (abran los fondos de armario) y las gafas de sol vintage. Así que ya saben. Tomen posición entre una cosa y la contraria. Aunque siempre pueden hacer como un servidor. Apostar por lo clásico. La tercera vía alejada de extremos.