Actividad agraria y biodiversidad
● El catedrático recomienda una visión holística y global sobre el sistema territorial
LLEVO cierto tiempo tratando de significar la necesaria adecuación de la actividad agraria con el cuidado y conservación de la biodiversidad, un paradigma de producción que pone en crisis los modelos agroproductivos comerciales basados en la especialización y el monocultivo.
La encíclica del Papa Francisco Laudato si, verdadero documento de referencia para la conservación de la naturaleza y que inspira el modelo moral de conducta en las relaciones hombre naturaleza, nos advierte sin ambages lo siguiente: los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva.
La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios. Las diversas especies contienen genes que pueden ser recursos claves para resolver en el futuro alguna necesidad humana o para regular algún problema ambiental.
Este contundente párrafo, y que posteriormente lo explicita, es todo un fundamento de reflexión en orden a la gestión agraria, agricultura, ganadería y silvicultura a escala global; de ahí la importancia de ir repensando en nuestro territorio modelos que no pongan en crisis la biodiversidad estar vigilantes y corregir las desviaciones en los procesos de producción y el egoísmo de determinados agentes del proceso a través de normativas y sistemas de control.
El favorecer el desarrollo de la biodiversidad debe ser, en sí mismo, un nuevo paradigma productivo en el ciclo de la economía verde, pues mejora substancialmente un bien de capital con valor de mercado como lo es el medio natural, evita o reduce determinados riesgos naturales y procesos como la desertificación.
De otra parte, debemos ser conscientes de los riesgos que se derivan de la excesiva especialización con los monocultivos ante una incidencia biológica que puede determinar una catástrofe ecológica de difícil solución.
Ello no significa acabar con superficies cultivadas, pero sí mantenerlas con su propia capacidad productiva evitando la pérdida de suelo, salinización o la contaminación irreversible utilizando técnicas de agricultura regenerativa.
En la literatura científica existen modelos teóricos de relación entre los factores de tensión físicos y biológicos y el rendimiento de sistemas agrícolas de monocultivo.
Pero todo no es pura teoría, es necesario contemplarlo y alcanzarlo con una adecuada política ambiental que deben desarrollar las administraciones competentes, en nuestro caso la Junta de Andalucía, donde se expresen la ciencia junto con los conocimientos técnicos y la ética y puedan transcender a la educación de la sociedad para que ésta asuma el compromiso de responsabilidad con la naturaleza.
Debemos ser conscientes de los riesgos de la excesiva especialización