Diario de Jerez

Entre todos lo mataron y él solo...

● Que el Valladolid tenga pie y medio en la Liga Smartbank no se debe a un factor ni a una sola persona

- Inés Morencia (Efe)

Los pucelanos, en puesto de descenso, visitan a la Real y reciben al Atlético

El dicho popular “entre todos le mataron y él solo se murió” se puede aplicar al Real Valladolid, porque el hecho de que tenga pie y medio en Segunda división no se debe a un solo factor ni a una sola persona, sino que la responsabi­lidad se reparte entre varios.

Es evidente que el mayor peso recae en el técnico, Sergio González, quien no ha sabido gestionar los partidos, ni sacar rendimient­o a determinad­os jugadores y que ha pecado de exceso de confianza en muchas ocasiones. O eso, o realmente se creía a pies juntillas los mensajes que lanzaba cada semana.

Ante el Villarreal, el conjunto blanquivio­leta se jugaba la vida, y ya la alineación sorprendió a todos: sin Olaza; con un 4-1-4-1 que dejaba a Weissman como único delantero y con Joaquín como enlace entre la defensa y el centro del campo, en el que recuperó a Fede San Emeterio y a un Toni Villa que debió contar con más protagonis­mo esta temporada.

De hecho, ha sido un jugador que, cada vez que ha saltado al césped ha mostrado valentía y mordiente ofensiva y ha transmitid­o ilusión. Algo de lo que han carecido otros muchos y que ha lastrado, durante todo el año, el juego del equipo. Aunque ese aspecto, el motivacion­al, también depende del entrenador.

El propio Sergio reconocía, tras la derrota ante el Villarreal, que él era el “máximo culpable” de que el equipo vaya a bajar a Segunda, pero aun así insistía en su mensaje positivo y apelaba al orgullo para ganar a Real Sociedad y Atlético

de Madrid en los dos encuentros que restan por disputarse, y a la suerte, para que el resto de equipos que luchan por la permanenci­a pierdan.

Pero si en el día de la celebració­n del patrón de la ciudad, San Pedro Regalado, éste no se prestó a colaborar con el Valladolid, resulta lógico pensar que ya no hay esperanza, que se ha consumado un descenso que ha estado llamando a las puertas del club durante toda la segunda vuelta.

El cuadro blanquivio­leta solo ha ganado un partido en esa segunda fase –ante el Getafe– y, si bien es cierto que ha tenido en sus manos la victoria en diversas ocasiones, y que ha sido penalizado en los compases finales de muchos partidos, esto no justifica que no haya sido capaz de alcanzar más veces la portería contraria.

Según Sergio, tenían que “creer” en ellos mismos, en su juego, en sus cualidades, pero cuando los jugadores saltaban al campo, no se veía fe ni confianza en lo que se hacía. No había esa unión que convirtió a la defensa blanquivio­leta en un muro inexpugnab­le en otros tiempos, ni esa calidad en punta de ataque, con finalizado­res.

Se debió tomar una decisión hace, al menos, dos meses. Pero nadie en el club actuaba. Ronaldo Nazário, ese gran ídolo que prometió que iba a llegar al Real Valladolid a jugar competició­n europea, se mantenía al margen. Entre rodaje y rodaje de la serie sobre su vida que ha preparado DAZN, se acercaba a animar a la plantilla.

¿Era lo que se esperaba de alguien como él? ¿Del que fue considerad­o mejor jugador del mundo? ¿Del empresario que compró el club y que ambicionab­a llegar a Europa? ¿De una persona carismátic­a, comprometi­da con proyectos sociales y que proyecta una imagen tan positiva?

Desde luego que no. Suele resultar difícil criticar a un personaje de tanto calado, pero en este caso, Ronaldo también tiene una gran parte de culpa en lo que ha sucedido esta temporada. Se puede decir, incluso, que es el máximo responsabl­e, puesto que es el que gobierna el club.

Está claro que no ha sido una campaña fácil para nadie, que ha estado mediatizad­a por la pandemia y que al Real Valladolid se le han ido sumando obstáculos en forma de coronaviru­s, lesiones, faltas de concentrac­ión, elevada dosis de mala suerte e inacción de muchos y poco acierto de otros.

Pero el descenso a Segunda –aunque aún no está matemática­mente certificad­o– ha sido la crónica de una muerte anunciada. Ha sido el resultado de muchas incapacida­des: de transmitir, de aprender, de plasmar, de motivar, de mandar, de decidir, de actuar...Lo dicho, entre todos le mataron, y él solo se murió.

 ?? JUAN HERRERO / EFE ?? El entrenador del Valladolid, Sergio González, ante Orellana.
JUAN HERRERO / EFE El entrenador del Valladolid, Sergio González, ante Orellana.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain