LO QUE LA VERDAD ESCONDE
ENTRE el negro y el blanco hay muchos grises. Por eso hay que saber que los que se colocan en primera fila no son los protagonistas de este circo sino los que con su afán diario hace posible la maravilla de poner en pie toda una empresa pública como es una ciudad.
Las últimas semanas hemos asistido a una auténtica teatralización de la vida jerezana. No solo por lo vivido entre varales, carreras oficiales y olor a incienso sino porque se ha puesto en marcha la maquinaria preelectoral de quienes optan a cumplir sus sueños de grandeza y de poder.
Pero unos ponen la cara y otros ponen su esfuerzo y su trabajo. Los egos se apoderan de las inauguraciones y las tertulias a pie de campo y en los medios de comunicación se llenan de parafrases ya manidas. Los dirigentes se fotografían a modo de espectáculo para hacer ver cierta cercania aunque estén a años luz de las emociones de los que les observan.
En el juego dramatúrgico de todo y entre bastidores hay mucho de trabajo en la sombra para que todo salga bien, de auténticos profesionales en lo artístico y en lo técnico para que todo funcione. De gente preparada que sabe lo que tiene que hacer y que lo hace con dedicación. Aunque las flores se las lleven los de siempre.
Son todos esos profesionales que verdaderamente merecen ser felicitados. Los que controlan y gestionan la circulación, los que velan por la seguridad, los que hacen protección pública, los que montan y desmontan palcos y casetas, los que pintan flechas en el asfalto, los que diseñan los planes de evacuación, los que limpian la cera del suelo, purifican el ambiente tras las botellonas y hacen que los ciudadanos puedan volver a vivir lo cotidiano de manera saludable.
Una maquinaria engranada que no siempre se valora, pero que es necesario poner en valor para que todos sepamos cual es el pie que cojea. Nunca viene mal tener claro las reglas del juego. Para ser más libres.