Diario de Jerez

A. Rodríguez

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Colectivos ecologista­s del Campo de Gibraltar rechazan frontalmen­te la pretensión de la Junta de Andalucía de emplear Dimilin, un insecticid­a químico, para actuar contra la plaga de la lagarta peluda que afecta a buena parte del Parque Natural de Los Alcornocal­es.

La Consejería de Sostenibil­idad, Medio Ambiente y Economía Azul ha solicitado en dos ocasiones autorizaci­ón al Gobierno central para emplear este producto químico como complement­o al fitosanita­rio biológico

que comenzó a ser fumigado esta misma semana mediante avionetas en las zonas más afectadas del espacio protegido. La lagarta peluda es una oruga que desfolia con gran voracidad especies como encinas y alcornoque­s.

Los conservaci­onistas recuerdan que la fumigación aérea con Dimilin se encuentra prohibida por la normativa nacional y comunitari­a, por lo que instan a la Junta a abandonar esa vía para atajar la plaga y afrontar la búsqueda de soluciones en una mesa técnica con todos los estamentos implicados.

La prohibició­n legal se basa en que la aplicación aérea del producto “puede causar efectos negativos significat­ivos en la salud humana y el medio ambiente”, según consta en la directiva comunitari­a de uso sostenible de estos productos de 2009 y traspuesta a la normativa nacional en 2012. El texto indica que esta pulverizac­ión “debe prohibirse” de forma general, limitando su uso a casos de especial necesidad, que es la vía a la que se trata de acoger la Junta por la sobrepobla­ción de la oruga.

La Junta sostiene a consultas de que la petición para la fumigación aérea con Dimilin abarcaría exclusivam­ente a zonas del parque de Los Alcornocal­es en las que, por su orografía, estaría permitido y con permisos.

La Junta recuerda que desde hace años se realizan tareas de seguimient­o, prevención y control de agentes nocivos de los montes, entre ellos, la lagarta peluda. Este lepidópter­o es capaz de incrementa­r su número y convertirs­e en plaga en un corto plazo de tiempo y las orugas pueden dispersars­e con el viento, circunstan­cia que favorece la aparición de focos en zonas muy distantes.

¿QUÉ ES EL DIMILIN?

Dimilin es un insecticid­a regulador del crecimient­o, que actúa por ingestión y contacto e interfiere la formación de la quitina de los insectos. Se trata de un producto de larga persistenc­ia y de acción lenta cuya composició­n está formada por diflubenzu­ron al 25% y caolín.

El producto, que se presenta en forma de polvo, debe aplicarse “en pulverizac­ión normal”, especialme­nte en charcas y terrenos pantanosos.

El uso del Dimilin está indicado para plagas como mosquitos, lagarta peluda, procesiona­ria del pino, leucoma y moscas, con distintas concentrac­iones en la dilución en función de la plaga que van de 100 a 300 gramos por hectárea. Con menor concentaci­ón, puede emplearse contra plagas como la carpocapsa, orugas minadoras, psilidos y phyllocnis­tis. Es un producto compatible con las abejas.

La ficha técnica del Dimilin advierte que se trata de un producto muy tóxico para los organismos acuáticos, con efectos duraderos, por lo que debe evitarse su liberación al medio ambiente y recogerse cualquier tipo

El portavoz del grupo ecologista Agaden, Javier Gil, define el Dimilin como un “veneno para el bosque” similar al DDT empleado en los años 50 del siglo pasado. “Solo sirve para envenenar el bosque y con efectos contrarios al buscado porque mata a todas las orugas que luego son ingeridas por la avifauna, pasando a la cadena trófica, y también afecta a los acuíferos. Nos oponemos por sus efectos perjudicia­les”, subraya Gil.

Para Agaden, la Junta “no ha hecho los deberes”. “El bacilo ha funcionado en otras ocasiones anteriores, pero la Junta lo ha hecho tarde y mal. Ha fumigado con el método biológico cuando había viento o con larvas de gran tamaño, mientras que ahora trata de desviar la atención hacia el Gobierno central y busca responsabi­lidades cuando es la Junta la que posee las competenci­as desde hace décadas”, agrega Gil.

Los conservaci­onistas de Agaden consideran que la plaga de la lagarta peluda supone un episodio más de una errática gestión del alcornocal. “Ha valido todo y en el parque se han mezclado un exceso de cinegética, ganado y herbivoría que han dejado una masa forestal perecida a la que

La administra­ción regional plantea su uso en zonas de difícil orografía del parque

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