LOS PROBLEMAS DE MADRID
EL problema de Madrid no es que un ministro se haya querido colar en su fiesta y, con un empeño bochornoso impropio de cualquier ciudadano, ha buscado su minuto de gloria tratando incluso de subir a la tribuna oficial por las bravas. Punto. Félix Bolaños no merece más comentario, allá él con su pésima educación. Los problemas de Madrid los conocen bien todos los españoles, no sólo porque alberga la capital sino también porque su presidenta es hoy una de las figuras más relevantes de la política española, hasta el punto de que son multitud los que, con permiso de Yolanda Díaz, la ven como la primera mujer que puede llegar a La Moncloa. Ahora, si Feijóo no logra los votos necesarios, o después de que Feijóo haya sido presidente. Es suficientemente joven como para esperar su oportunidad.
Para el PSOE, el problema en Madrid es que no aspiran a presidir su Gobierno, sino ser segunda fuerza y no quedar desplazado a una humillante tercera plaza por Más Madrid con una candidata, Mónica García, que era una desconocida hasta pocas semanas antes de las elecciones. A Pedro Sánchez se le complicarán las generales si la ex ministra Reyes Maroto no consigue más votos que Más Madrid. Maroto no quería ser candidata, pero el que manda manda. Las reticencias de la ex ministra demuestra cómo están las cosas en el PSOE madrileño.
Madrid también es un problema para Podemos. Hace dos años, Ayuso expulsó de la política a Pablo Iglesias, aunque el ex vicepresidente siguió dando órdenes en la sombra e imponiendo su criterio. Ahora, lo que preocupa a Iglesias y a las oficialmente dirigentes de Podemos, Montero y Belarra, es no alcanzar el 5% de votos que les daría representación parlamentaria, 5 o 6 escaños en la Asamblea madrileña. Si no llegan a ese porcentaje, se quedan sin escaños, como partido extraparlamentario. Una humillación, un desastre. Menos mal que Yolanda Díaz ha decidido que Sumar no se presente a las autonómicas y municipales. De hacerlo, Podemos quedaría a un paso de la desaparición en toda España.
Los madrileños tiemblan por las consecuencias de la sequía y por algunas medidas del Gobierno central que ahuyentas inversiones e incrementarían el desempleo; están preocupados por la sanidad, aunque saben que, a pesar de lo que dice Mónica García, la situación es menos grave que en otras comunidades. Y Mónica García, por cierto, ha perdido fuelle; su chalé construido sin cumplir las leyes y el episodio del bono que tanto criticó y que cobraba su marido, han hecho mella en su imagen.
En fin, que los candidatos madrileños tienen muy diferentes motivos de preocupación. Lo de Bolaños les importa un bledo. Excepto a Reyes Maroto, claro.
Los candidatos madrileños tienen motivos de preocupación diferentes. Lo de Bolaños les importa un bledo; excepto a Reyes Maroto, claro