Polarización tóxica: ‘Sálvame’ o Ana Rosa
● Caen cascotes en el Parlamento, metáfora de los duros días de campaña que nos restan
LOS burros de Fortunato es el nombre de un programa que Jorge Javier Vázquez tiene en Youtube. El resistente de Sálvame se ha convertido en un referente de la izquierda pura, como si fuese Rosa Luxemburgo, y en su casa, como Bertín Osborne, entrevista a Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y próxima candidata de Sumar. Cuenta que un novio la dejó con 19 años, que se llevó un disgusto tremendo y que desde el 23 de agosto no tiene un fin de semana libre. Cuando un país debe elegir entre Jorge Javier Vázquez o Ana Rosa Quintana es que la polarización ha pasado de extrema a tóxica, a pocos días del 28 de mayo entramos en un terreno peligroso por enfangado. Sobre el Parlamento andaluz caen cascotes, y no es broma, es real y es una metáfora de la dureza que está adquiriendo la campaña.
Acabado el tiempo de la nueva política con la defunción de Ciudadanos, la política española regresa a una renovada polarización donde el bipartidismo se está viendo sustituido por el bloquismo. En el cuartel general del PP andaluz ya hacen las cuentas con los concejales que se supone que obtendrá Vox en cada ciudad, en varias de ellas los va a necesitar para proclamar a sus alcaldes, y en el PSOE ocurre lo mismo, no saben cómo conseguir que los candidatos de Con Andalucía, que es la amalgama de partidos de izquierdas, levante el vuelo. Lo de Yolanda Díaz e Ione Belarra, su división es de aurora boreal, no hay quien entienda cómo se presentan en cada uno de los municipios y, aunque el electorado más izquierdoso está bastante bien informado y es disciplinado, habrá mucho voto perdido con tanta confusión. Añadan a ello al partido defensor de los aborígenes andalusíes de Teresa Rodríguez, que se ha empeñado en ir por separado en todos los municipios, menos en el que, realmente, le importa, que es Cádiz.
La lluvia de ayer terminó por soltar la arenisca de una de las cornisas del Parlamento andaluz y cayeron los cascotes sobre el patio, justo cuando entraba el parlamentario popular Pablo Venzal. No le ocurrió nada. Por la mañana, las bancadas popular y socialistas jugaron a tirarse piedras, pero a dar. El PP ha cometido el error de enviar cartas electorales con una solicitud de Juanma Moreno como presidente de la Junta, no del partido, sino del Gobierno andaluz, lo
La polarización es tóxica cuando hay que elegir entre Jorge Javier Vázquez o Ana Rosa
que es una violación flagrante de la ley electoral. Los populares argumentan que es un error y que informaron a la Junta Electoral Central, pero ya había sido comentado aquí cuánto está exponiendo Juanma Moreno en esta campaña de las municipales. No es el candidato de cada municipio quien pide el voto, sino el líder autonómico.
Juan Espadas sostiene que Moreno ha cruzado una línea roja por esto y porque va diciendo en los mítines que la Junta tratará mejor al municipio si la alcaldía es del PP. No es exactamente eso lo que dice, pero se intuye algo de eso. La dirección del PSOE lo acusa de deslealtad institucional, los puentes se han roto. Pero es lo mismo que el presidente andaluz opina del PSOE y del Gobierno de Pedro Sánchez. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha acusado a la Junta de “volverse loca” por autorizar la declaración medioambiental de una urbanización y un campo de gol en Trebujena, que es un proyecto de Izquierda Unida que el PSOE vino avalando, incluso cuando Espadas fue consejero de Ordenación del Territorio. La bancada popular se tiraba por los suelos de la risa cuando Juanma Moreno sacaba los papeles del BOJA con la firma de Espadas Cejas.
La marea del ladrillo subió tanto en la provincia de Cádiz a principios de este siglo que los proyectos de golf llegaron a la segunda línea de costa, cada ayuntamiento tenía el suyo e Izquierda Unida terminó por subirse al pico de la ola con esta urbanización que ideó Bernardo Devos, un conocido promotor que construyó otro en Benalup, el pueblo de donde era el secretario provincial del PSOE y presidente de la Diputación, Francisco González Cabaña. En aquellos años había green para todos.
La factoría de Moncloa constata que, por primera vez, el medio ambiente influye en los electores, y el Gobierno andaluz, en eso, va de error tras error, de Doñana al llenado de Quema y del vado a Trebujena. ¿No hay quién se lea los papeles en San Telmo? La respuesta de Juanma Moreno en el Parlamento estuvo acertada, pero es mejor no tener que darlas.
Andalucía es una balsa comparada con Madrid, donde la polaridad es radiactiva. Un senador del PP, Pedro Rollán, vocifera en la Cámara Alta que la ley de vivienda se levanta “sobre las cenizas de Hipercor”. Es una infamia, pero nada resume mejor en qué consiste la polarización, en establecer un marco mental paranoide donde hay que elegir entre el PP o ETA.