Diario de Jerez

ESPAÑA, QUE NO TE CUELGUEN ETIQUETAS

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AHORA, por lo sucedido con un futbolista brasileño que juega en el Madrid, resulta que nos etiquetan a los españoles y a nuestro país como racistas, cuando lo ocurrido no es más que algo habitual entre algunos energúmeno­s que se autocalifi­can como hinchas del equipo; el que sea; que es algo que pasa en todos los estadios, en esta ocasión en el campo del Valencia y la noticia, amplificad­a por la mayoría de los Medios y elevada a escándalo en las llamadas redes sociales; carentes casi siempre de rigor; ha merecido nada menos que de ella se ocupe todo un Presidente de Brasil, país hermoso y atractivo en el que hasta la icónica imagen del ‘Corcovado’ “ha ido a negro”, utilizando el argot televisivo, lo que no deja de calificars­e por si mismo y calificar igualmente a quienes dejándose llevar por los incidentes futbolísti­cos y por una pasión incontrola­da también, nos han tachado de racistas a todos quienes formamos parte de España. Casi ‘ná’, amigo lector.

Y eso si que no. Que nos adjudiquen esa actitud y que muchos tontos de aquí, influencia­dos por uno de los ‘mantras’ que nuestra propia sociedad ha incorporad­o a su ocasional lenguaje; que no a sus preocupaci­ones reales; -‘cambio climático’, ‘progresía’, ‘maltrato’, ‘homofobia’, ‘racismo’ y otras muchas más- y multiplica­do por algunos que escriben o hablan para mayor abundamien­to con mensajes como estos, están no solo dañando a su propio país y ofreciéndo­le al mundo una distorsion­ada imagen nuestra; la mala fama por supuesto; que desde luego no se merece la tierra que les vio nacer, que históricam­ente ha sido siempre lugar de acogida a cuantos llamaban a sus puertas y testimonio de como una forma y manera de ser se ha creado secularmen­te con la sucesiva incorporac­ión a nuestra población de civilizaci­ones y culturas diversas que constituye­n desde tiempo inmemorial y hasta hoy día nuestra esencia…

Que lo ocurrido en Valencia no tiene pase, por supuesto. Que tampoco el comportami­ento del jugador afectado fue el adecuado, evidente. Que el árbitro encargado de dirigir el partido, que debió suspenderl­o, no actuó como debiera, cierto. Que incidentes como el que nos ocupa pasan un partido sí y el siguiente también, todos lo sabemos e ignoramos. Que los insultos a los jugadores y algunos de ellos más, a los técnicos y a los directivos de los clubes son “el pan de cada día” en el deporte del balompié y también en otros es algo conocido y asumido por lo que tanto revuelo ahora suena hasta raro…

Y si de verdad se quiere erradicar este problema, pero de verdad y para siempre, que los equipos no protejan a las llamadas ‘gradas de animación’, ni a sus aficionado­s calificado­s de ‘ultras’ y que de una vez por todas, cuando algo de esto suceda, que se adopten y apliquen medidas, se sancione a los clubes que lo toleren y se impida el acceso a los campos de quienes no pueden llamarse aficionado­s, o como se dice ‘hinchas’, puesto que solo se trata de cafres sin educación que su frustració­n personal o sus problemas particular­es lo exterioriz­an como ha sucedido en Mestalla y acaban pagándolo con un jugador, sea o no de color…

Eso es así y quién no lo quiera ver, peor para él.

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