“Feijóo y yo nos parecemos, aunque no tanto”
conviene estar solo, otras en buena compañía, qué quiere que le diga. –Hablando de bicis: ¿Pogacar o Vingegaard? ¿Carreras con pinganillo o sin él? –Mejor Pogacar. Los dos son muy buenos, pero él ganó la Vuelta a Andalucía y estoy en una entrevista en un periódico andaluz, conviene hacer amigos. El pinganillo me recuerda al VAR. Sólo crea confusión. Por tanto, fuera el pinganillo, y en el Congreso también, tenemos una lengua común en la que todos nos entendemos. –¿Se ha planteado impartir clases de socarronería a Feijóo? Aun siendo gallego, no le llega a la suela de los zapatos... –Feijóo y yo usamos el mismo número de zapato y somos muy parecidos, aunque no tanto y es verdad que de aquella manera. No me indisponga con el mando, por favor. bien que lo siento, porque lo tengo en alta estima.
–¿Es hipotenso? No se inmuta en situaciones difíciles: el accidente de helicóptero, el puñetazo que le dieron en Pontevedra, el referéndum ilegal en Cataluña... –Inmutarse, y menos aún enfadarse en exceso, no sirve para nada. Es una excelente forma de perder el tiempo. Así que hay que aplicarse a acabar con aquello que puede afectar a tu estado de ánimo y punto. –Hablemos de los Looney Tunes: a usted se le asociará siempre con Piolín por el barco del 1-0; ¿hoy ve más a Sánchez como el Coyote corriendo detrás del Correcaminos Puigdemont o como a Pepe Le Pew dando la brasa y comiéndose a besos a la gata Penélope? –Con esos datos que me da, sólo me acuerdo de Sam Bigotes, un pistolero malhumorado y enemigo de Bugs Bunny y el Pato Lucas.
–Me identifico con usted: tengo muchas canas en la barba, apenas en la cabeza y dicen que me tiño...
–Haga como yo: cuando le pregunten diga la verdad, que no se tiñe; si su interlocutor no se lo cree, dígale que tiene razón, que sí se tiñe. Total, a usted qué más le da, y además le hace feliz. –¿Cuántas veces al día le agradece la moción de censura a Sánchez?
–No hay nada positivo en aquella moción basada en excusas falsas y que ha traído al peor Gobierno de la democracia, como comprobamos todos los días. –“Hasta aquí hemos llegado”, don Mariano.
–Eso sólo se lo dije a alguien en un debate de televisión porque hay cosas que uno no tiene por qué aguantar.*