UN EX PRESIDENTE MUY DE LOS DEBATES
–Cumple 69 el 27 de marzo, ¿por qué sigue currando? –Porque amo la vida y para seguir vivo hay que mantenerse en forma física y mental. Por eso hago deporte, trabajo, leo, doy conferencias y hablo con mucha gente de muchas cosas. –De haberse pasado toda la vida de registrador de la propiedad, ¿habría estado más tranquilo, habría sido más feliz, ambas o ninguna? –Más tranquilo, seguramente; más feliz, vaya usted a saber. Me gustan los retos, que las cosas vayan mejor, aunque me disgustan los chisgarabises que pululan y proliferan por doquier en la vida política y aledaños, pero también hay personas buenas y hay que protegerlas, son necesarias... mucho. –¿Quién tiene que firmar más documentos: un presidente del Gobierno o un registrador de la propiedad? –Cuando era presidente tenía delegada la firma, que no las decisiones. En mi profesión eso no es posible. –Una pregunta legendaria para alguien que presidió una. ¿De dónde sale el dinero de las diputaciones? –La mayoría son transferencia de la Administración Central del Estado. Sin las diputaciones la vida en los pueblos sería mucho peor. –Opositor y aficionado al ciclismo. Lo suyo es el vicio solitario...
–Creo que tengo pocos vicios y son públicos. A veces
Hasta sus más acérrimos enemigos aplauden la oratoria parlamentaria de Mariano Rajoy (Santiago, 1955), político tranquilo al que muchas veces se lo acusó de dontancredismo. Volvió a su plaza de registrador de la propiedad tras toda una vida en cargos públicos y de presidir el Gobierno entre 2011 y 2018. Esta semana ha cerrado en Tomares (Sevilla) el Foro España a debate.
–Fue distinguido varias veces como mejor orador del Parlamento. Era imbatible. –A los partidos de izquierda no les generaba mayor entusiasmo, normal. La clave para ganar un debate es saber de lo que hablas, algo no muy habitual, por cierto, y elevarte, porque si bajas al barro pierdes siempre. –Algunas de sus frases forman parte del lenguaje popular. ¿No ha pensado en que su próximo libro sea uno de aforismos? –Alguien ya lo hizo. Mal, pues sus intenciones eran aviesas. Mis frases tenían una virtud, no insultaban a nadie y además decían verdades
como puños, por ejemplo “Viva el vino”, por eso tuvieron tanto éxito. –Crispación y falta de entendimiento, ¿los políticos de antes eran zorros y los de hoy son lobos?
–Por desgracia, el respeto y el buen humor no son valores que hoy coticen al alza... y de la falta de entendimiento mejor ni hablar.
Cualquiera se entiende con el Frankenstein.
–No sé qué tal se vendió su Política para adultos, pero visto el panorama o no se leyó mucho o quien lo hizo no entendió nada. –Se vendió muy bien. El problema es que sólo lo leyeron y entendieron los de mi cuerda... y los otros no. Tengo preparada otra edición, de bolsillo. Si persevero puedo conseguir algo bueno. –¿Echa más de menos vivir en La Moncloa o los enfrentamientos con Rufián? –Ni lo uno ni lo otro. –¿Con qué adversarios aún habla o queda?
–Con socialistas de mi época, nos une el sentido común, la Constitución española y lo que significó, entre otras cosas, voluntad de entenderse en lo fundamental.
–¿Qué habano se fumará cuando el PP vuelva a La Moncloa?
–Cuando vuelva a La Moncloa, que será pronto, haré lo mismo que cuando revalidamos la mayoría en Galicia: estaré en casa con mi mujer y mis hijos siguiendo los resultados y lo celebraremos discretamente. –¿Aceptaría ser presidente de la república española? –Por fortuna para España y para los españoles nadie podrá presidir lo que no existe. –Madridista y amante del vino y de los puros. A españolazo no le gana nadie. –Soy madridista, del Deportivo, me gusta el vino, dejé los puros y soy español, como la mayoría de quienes nos están leyendo. –García Bragado compitió en marcha en ocho Juegos Olímpicos y fue concejal del PP, ¿no se anima a hacer el camino a la inversa? –Conozco a García Bragado, buen tipo. Un gran marchador hasta los 50 años largos. Hoy creo que yo le ganaría y
La clave para ganar un debate es saber de lo que hablas y elevarte, si bajas al barro pierdes siempre”