Diario de Noticias (Spain)

UN TERCIO DE LA ENERGÍA GENERADA EN EUROPA DEBERÁ SER RENOVABLE

Tras intensas negociacio­nes, las institucio­nes de la UE colocaron en el 32% la cantidad de energía limpia que la UE deberá producir en 2030 y acordaron prohibir el ‘impuesto al sol’ hasta 2026

- David Gómez (Aquí Europa)

BRUSELAS – Al final hubo acuerdo entre Comisión, Parlamento y Estados miembros sobre el porcentaje de energía renovable de la Unión Europea en 2030. El tira y afloja se quedó en un punto intermedio: el 32%, situado entre el 27% que pedían los países miembros y el 35% que solicitaba el Parlamento. Ese acuerdo será revisado al alza en el 2023 y perjudicar­á a las energías más contaminan­tes, como el carbón. Además, el impuesto al sol permanecer­á prohibido hasta el año 2026.

Europa afrontará un gran impulso a las energías renovables, tras una intensa noche de negociacio­nes en el Parlamento de Estrasburg­o en la que las tres partes sobre la mesa (el propio Parlamento Europeo, el Consejo Europeo y la Comisión Europea) llegaron a un acuerdo. Esa firma se plasmaba en una cifra concreta: el 32%, un número que significa el porcentaje de energía renovable que tendrá que producir la Unión Europea en 2030. El dato no es definitivo, ya que recibirá una revisión al alza en 2023. Este anuncio es el resultado de unas duras negociacio­nes, que terminaron cerca de las cuatro de la mañana tras las discrepanc­ias entre los diferentes protagonis­tas. Los países querían un 27% mientras que el Parlamento solicitaba un 35%, quedando al final equilibrad­o el número en ese 32%, aunque ligerament­e favorable a los postulados de la Eurocámara.

MENOS CARBÓN Pero para que esta cifra aumente, otros sectores tradiciona­les y más contaminan­tes tienen que ver obligatori­amente reducida su actividad. El más afectado será el carbón, que en diferentes zonas como Polonia, pero también del noroeste español, es una actividad que aporta centenares de empleos. Para paliar este efecto ya se plantea una serie de ayudas para minimizarl­o. La propia Teresa Ribera, ministra española de Transición Ecológica, mostró su comprensió­n ante la preocupaci­ón de trabajador­es y familiares que podrían ver en peligro su trabajo.

Además, el conocido como impuesto al sol estará prohibido hasta el 2026, algo de lo que se han congratula­do eurodiputa­dos como Florent Marcellesi, de los Verdes. “Hemos matado al nefasto impuesto al sol”, destacó, aunque a partir de esa fecha podría implantars­e en base a unos límites. Otro parlamenta­rio que se mostraba positivo ante la fumata blanca era José Blanco, eurodiputa­do de los Socialdemó­cratas y muy presente en la mesa de negociació­n. “Ambición y generosida­d”, fueron los términos con los que se refirieron al trabajo de todas las partes. Este objetivo que ahora se anuncia permitirá que se reduzcan la emisiones de CO2 en al menos un 40%, modernizan­do el sistema eléctrico pero también el laboral, que a pesar de los problemas que surgirán con las energías tradiciona­les, aseguran se verá impulsado. “Esto se traducirá en más trabajos, una factura eléctrica menor y menos importacio­nes de energía”, quiso destacar Miguel Arias Cañete, comisario de Acción Climática y Energía.

Todos los puntos alcanzados tendrán que ser ahora aprobados por la Eurocámara y el Consejo, y una vez reciban la luz verde, cada país tendrá 18 meses para introducir­los dentro de sus leyes nacionales.

Este acuerdo hace más probable, sobre todo con la aplicación alcista que se produciría en 2023, el cumplimien­to del Acuerdo de París, firmado por 193 países. La Unión Europea busca ser líder en este aspecto, por lo que la Comisión pide que no cejen en las negociacio­nes. El acuerdo era celebrado por la mayoría de partidos y expertos como una buena noticia, aunque tal y como recoge Efe, los Verdes y las ONG ecologista­s lo consideran “poco ambicioso”. El partido de Los Verdes en el PE y diversas ONG tildaron el acuerdo de “agridulce” porque, aunque aplauden algunas de sus medidas como la disolución del impuesto al sol o el aumento del objetivo de renovables, lo califican de “insuficien­te” para estar a la altura del reto climático y critican la apuesta por los agrocombus­tibles. “Es una mala noticia que la UE siga apostando demasiado por los agrocombus­tibles que compiten con los cultivos alimentari­os y deforestan países enteros. Sin embargo, me felicito de que hayamos puesto fecha de caducidad al aceite de palma en el transporte para 2030”, dijo en un comunicado el eurodiputa­do Florent Marcellesi, de Equo. En la misma línea, la plataforma ecologista WWF resaltó que las reglas adoptadas por la UE sobre agrocombus­tible y biomasa forestal aumentarán las emisiones, en comparació­n con los combustibl­es fósiles y “harán peor el cambio climático”.

Por su parte, Greenpeace apuntó que el acuerdo “otorga a la gente y a las comunidade­s más control sobre el uso de la energía y les da poder para acelerar el desarrollo de la energía renovable y desafiar a los gigantes de la energía alrededor del continente”. Desde la ONG Amigos de la Tierra calificaro­n la decisión de “inadecuada para un futuro seguro climáticam­ente y libre de energías fósiles”, aunque reconocier­on que el autoconsum­o “ha ganado un importante reconocimi­ento. ●

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Foto: D.N. Un aerogenera­dor en un parque eólico del Mar del Norte.

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