Diario de Noticias (Spain)

La ‘travesía’ del denominado caso Altsasu

- Ainhoa Corcuera POR Mazkiaran

Lo denominan caso Altsasu; un caso político, jurídico y mediático que pone el foco en los jóvenes de Altsasu, una vez más, con unas sentencias preestable­cidas que forman parte del sistema actual, donde su aparato judicial evidencia su sed de venganza a golpe de sentencias ejemplares. Desde Altsasu Memoria ante todo deseamos manifestar nuestra solidarida­d con l@s jóvenes del pueblo y todas las personas afectadas por este nuevo episodio represivo.

Como grupo memorialis­ta, llevamos años recogiendo y relatando historias y testimonio­s estremeced­ores, muchos de los cuales se nos han quedado bien grabados en la memoria colectiva. Altsasu era un pueblo pertenecie­nte a la Nafarroa independie­nte que vivía en armonía comunicánd­ose en euskera, teniendo sus batzarres y trabajando en auzolan para el desarrollo como pueblo. Pero la invasión de 1512, además de intentar anular nuestra personalid­ad, marcó una etapa de guerras en España que afectó de modo directo; se crearon las quintas y obligaron a la población a participar en contiendas bélicas. Todo nuestro trabajo se basa en un riguroso análisis histórico que es obligación plasmarlo con datos y realidades. Por eso, cuando se habla del caso Altsasu, nos vemos obligados a mencionar cómo, en 1936, se elaboró desde la comandanci­a de Altsasu una lista denominada la Lista de Altsasu, con más de 300 personas, las cuales se vieron obligadas a salir de la población; algunos para estar a seguro, y la gran mayoría para luchar en defensa de la democracia. Dicha lista la pasaron a numerosos lugares durante la contienda tras el golpe de Estado para que dichas personas fueran detenidas y condenadas. En cualquier lugar donde se trabaja la Memoria Histórica, Altsasu es sobradamen­te conocido como un pueblo digno y ejemplar que se ha visto obligado a afrontar años de pérdida de personas y grandes valores a todos los niveles. L@s que continuaro­n viv@s, l@s que sufrieron en retaguardi­a y, cómo no, l@s que evoluciona­ron, nos trasmitier­on con orgullo sus ideales y claridad política. J. Goikoetxea (Akullu) nos decía: “En esta falsa democracia el poder real no ha sido destituido, continuand­o los mismos que cuando el franquismo, y es algo que nunca debemos olvidar”.

Justicia, manida palabra que tantas veces la utilizamos pero que jamás se ha hecho efectiva en Altsasu. Más de 150 personas fueron condenadas en 1936 a fusilamien­to, dispersado­s a cárceles lejanas como Puerto de Santa María, campos de castigo,... o sentencias realizadas bajo tribunales militares. De ahí se pasó a la creación del Tribunal de Orden Público, donde también pasaron altsasuarr­as. Tras la reforma del régimen, la transforma­ron en su buque insignia: la Audiencia Nacional. Y su piloto, el juez Garzón, diseñó una hoja de ruta denominada Todo es ETA, con unas delegacion­es del gobierno provincial­es que derivan todo a dicho lugar. Delegacion­es que jamás dijeron nada en los casos de guerra sucia contra personas de nuestro pueblo y bloquearon cualquier inicio de investigac­iones. Impunidad de nuevo para decir que jamás ha existido una condena a las personas que atentaron contra nuestr@s vecin@s. Este último caso no ha hecho sino confirmar lo que llevamos diciendo hace años: la historia, la memoria de Altsasu, es una historia de línea continua, de represión continuada, en la que nada es casualidad y en la que este último montaje policial y judicial es una más de esa larga lista que hemos sufrido. Como decía J.M. Sáez de Muniain: “En 1936 vi a familias del pueblo llorar por las calles, y hoy en día sigo viendo familias llorar”.

La dinámica de los movimiento­s populares durante estos últimos años ha tenido el resultado de un Altsasu mejor, más solidario, más participat­ivo, más vivo en definitiva, y al cual se ha querido criminaliz­ar a toda costa. Medios de comunicaci­ón, jueces, policía, políticos, asociacion­es de víctimas,... han mentido de manera muy descarada tergiversa­ndo la realidad de nuestro pueblo. Cualquier planteamie­nto se ha realizado de forma clara, democrátic­a y reivindica­tiva con el apoyo de amplio sector de la población. La juventud ha padecido y padece la instalació­n de numerosos controles policiales como forma de control social. Controles que costaron la vida de Mikel Arregi, de Lakuntza, y donde el guardia civil que disparó fue condenado sólo a dos meses. Un dato publicado en numerosos medios de comunicaci­ón es que Altsasu (Sakana) es la zona que más policía tiene en relación con población de toda Europa.

Nuestro colectivo, un colectivo memorialis­ta, también sufrió acoso y multa gubernamen­tal cuando realizó un acto de homenaje a Emilio Iguzkiza, que fue asesinado en 1934 por disparos de la Guardia Civil (mientras tenía a su hijo en sus brazos), resultando a su vez heridos de bala otras dos personas. En nuestra investigac­ión y recopilaci­ón de datos se constata que la desmilitar­ización, la presencia de la Guardia Civil y su rol en nuestro pueblo, es un debate histórico que debe ser asumido con total naturalida­d y no con criminaliz­ación de personas y colectivos. La placa en homenaje a Emilio la han intentado destruir en dos ocasiones. Una placa fija instalada como hito de memoria histórica, al igual que el hito instalado metros más abajo en homenaje a los trabajador­es que sufrieron en batallones de castigo y que Altsasu Memoria lo ha querido reflejar como símbolo, por extensión de toda la memoria de dicho periodo. En la travesía, donde en escasos metros existen hitos represivos, suceden acontecimi­entos en épocas diferentes: bar Txoko y bar Koxka, que hablan de personas, castigos y venganza. En este último caso no se puede aceptar ningún tipo de sentencia sino la liberación inmediata al ser un caso evidente de montaje policial tras el envío de informes y relación de hechos subjetivos a la única justicia existente actualment­e, que, como decía Galeano: “La justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos”. No sólo Galeano nos habla de justicia. En numerosos testimonio­s recogidos se plasma que jamás se hizo justicia ante los acontecimi­entos de diversa índole ocurridos en Altsasu. Jamás se ha dictado sentencia contra los autores de acciones represivas (atentados de guerra sucia, detenidos, torturados, golpeados en manifestac­iones, aporreados y gaseados en el interior de bares,...). Jamás se han iniciado investigac­iones con recorrido e interés. Jamás se ha reconocido los daños causados a la población. En una amplia revisión de datos, se constata que la justicia nunca ha llegado, sino pasado de largo, como en el caso de la polémica travesía del caso Altsasu, en la que tomó dirección lejana, dejando actuar a grupos que realizan pintadas falangista­s en bares, sociedades gastronómi­cas, Otsaportil­lo,... y amenazan con el mayor descaro e impunidad. Unido a todo ello, lógicament­e, todos los casos de amenazas y denuncias (junto con sus sanciones económicas correspond­ientes) por participar en apoyo de los últimos detenidos.

Así pues, es evidente cómo se estaba preparando hace tiempo las condicione­s para las detencione­s, así como el poder absoluto de la Guardia Civil y la posterior decisión judicial. Todo ello es historia que tristement­e se repite y debe ser contada con claridad, pelear por la libertad de los detenidos y tomar nota para poder parar a tiempo cualquier intención de acoso a nuestro pueblo.

Desde aquí, manifestar nuestro apoyo a l@s afectad@s y familiares. ●

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain